En una grave escalada de violencia, 72 uniformados fueron retenidos por civiles en la vereda Los Tigres del corregimiento de Honduras, El Tambo (Cauca). El Ejército responsabiliza a las disidencias de las FARC por instrumentalizar a la comunidad, mientras se activa un diálogo para lograr la liberación.
Una situación crítica sacude la zona rural de El Tambo, en el Cauca: 72 miembros de la Fuerza de Despliegue Rápido #4 fueron retenidos este domingo en el marco de una operación militar. El hecho se produjo en la vereda Los Tigres, tras un operativo contra las disidencias de las FARC, lideradas por alias Iván Mordisco.
Según el Ejército Nacional, se estima que unas 600 personas habrían participado en una asonada para cercar y retener a los uniformados. Entre los retenidos se encuentran 3 oficiales, 4 suboficiales y 65 soldados profesionales.
Las autoridades advierten que esta retención no fue espontánea, sino producto de la instrumentalización de la población civil por parte de la estructura criminal Carlos Patiño, controlada por las disidencias de las FARC.
Para atender la crisis, el Ejército contactó al presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda como mediador. Se busca iniciar un canal de diálogo que permita la liberación de los militares sin recurrir a la fuerza.
El hecho generó gran alarma institucional. En junio pasado, 57 soldados fueron retenidos en circunstancias similares y luego liberados tras una operación sin disparos. Las autoridades advierten que este nuevo incidente refleja una amenaza creciente en el Cañón del Micay.
Las disidencias del Estado Mayor Central, específicamente la estructura Carlos Patiño, continúan ampliando su capacidad de cooptación social, obligando a comunidades campesinas a actuar como escudos humanos frente al Ejército.
Diversas voces del gobierno y organismos de Derechos Humanos han condenado la instrumentalización de civiles, reiterando que retener uniformados equivale a secuestro y viola el Derecho Internacional Humanitario.
La situación continúa en desarrollo y los militares permanecen retenidos en la zona. Las autoridades mantienen el cuidado de las comunidades mientras avanzan en los canales de negociación que permitan resolver el incidente sin derramamiento de sangre.