En Dolores, Tolima, la tranquilidad se ve eclipsada por el miedo y la angustia, ya que disidencias de las Farc han vuelto a hacer presencia en la región, generando intimidaciones y extorsiones que afectan a comerciantes, campesinos y núcleos familiares de todos los estratos sociales.
La comunidad, que creía haber dejado atrás el oscuro capítulo de la violencia guerrillera, se enfrenta ahora a un resurgimiento de la amenaza, con hombres armados que han infiltrado las veredas y corregimientos del municipio. La presencia de estos grupos ilegales ha desatado el temor entre los habitantes, quienes reviven los traumáticos recuerdos del pasado.
Campesinos en veredas como Ambicá, San José, Rionegro y El Carmen relatan llamados a reuniones por parte de individuos vinculados a estas disidencias. Los mensajes transmitidos advierten sobre la necesidad de cuidarse y la imposición de ‘vacunas’, sumiendo a la población en un estado de pánico y zozobra.
La atmósfera de temor se acentúa con la distribución de volantes en la vereda San Andrés, que informan la presencia de las disidencias y su supuesta intención de quedarse en la zona. Los habitantes, conscientes de las consecuencias de la violencia pasada, optan por resguardarse en sus hogares después de las 9:00 p.m.
Los volantes hacen referencia al Bloque Jorge Suárez Briceño de las Farc – EP, específicamente, al frente Darío Gutiérrez. A pesar de la presencia del Ejército y la Policía en Dolores, se revela que estos grupos operan desde el Huila, citando a la comunidad para extorsiones en ese departamento.
Ante esta situación, el secretario de Seguridad y Orden Público del Departamento, Guillermo Alvira, hace un llamado a la denuncia por parte de la comunidad. Aunque se asegura que el grupo armado no tiene una presencia física en la zona, se insta a la población a colaborar con información para fortalecer las operaciones de la fuerza pública y garantizar la seguridad en el municipio.