El expresidente Álvaro Uribe Vélez ya se encuentra bajo detención domiciliaria, tras ser notificado oficialmente de la condena de 12 años por fraude procesal y soborno. En un mensaje a sus seguidores, acusó al sistema judicial de servir a intereses “neo-comunistas” y afirmó que continuará activo políticamente.
El expresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, ya cumple oficialmente la medida de prisión domiciliaria, tras ser notificado por un juzgado de Bogotá de su condena a 12 años por fraude procesal y soborno en actuación penal. La decisión, tomada por la jueza Sandra Heredia, ordenó su reclusión inmediata en su finca ubicada en Rionegro, Antioquia.
Luego de conocerse la formalización de su detención, Uribe publicó un video en sus redes sociales afirmando: “Formalizado ya como preso, continuaré la lucha contra la naciente mordaza neo-comunista”. Su declaración desató una ola de reacciones en redes, tanto de apoyo como de rechazo.
El líder del partido Centro Democrático reiteró que el proceso judicial en su contra está motivado políticamente. Señaló que sectores de izquierda estarían utilizando la justicia como herramienta de persecución para silenciar su voz y debilitar a la oposición de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
“Esta no es una lucha jurídica, es una lucha por la libertad del pensamiento”, expresó Uribe en su video. También añadió que no se retirará de la vida pública, y que desde su actual condición seguirá aportando al debate nacional y respaldando a los candidatos de su colectividad.
La sentencia, en primera instancia, impuso además una multa superior a los 3.400 millones de pesos y lo inhabilitó por más de ocho años para ejercer cargos públicos. La defensa del exmandatario ya presentó recursos de apelación y tutela, esta última negada por el juzgado competente.
El caso ha dividido al país. Mientras sus seguidores hablan de un mártir político, críticos destacan que se trata de un hito en la justicia colombiana: la primera vez que un expresidente es condenado penalmente. Desde organismos internacionales y figuras públicas también se han generado posturas encontradas.
En el plano político, la situación de Uribe podría impactar el panorama electoral de 2026. Aunque no puede aspirar directamente a cargos públicos, sigue teniendo fuerte influencia sobre el Congreso y sobre sectores conservadores del país. Su detención reconfigura el mapa del uribismo en los próximos comicios.
Con este nuevo capítulo, Colombia enfrenta uno de los mayores escándalos institucionales de las últimas décadas. La figura del expresidente, que marcó una era de la política nacional, se encuentra hoy recluida, pero con la promesa de seguir siendo actor protagónico desde la casa por cárcel.