En medio de la creciente tensión política entre el alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado, y el gobernador del Tolima, Ricardo Orozco, el mandatario local salió en defensa de su gestión y la de sus colaboradores en el Instituto de Financiamiento, Promoción y Desarrollo de Ibagué (IBAL). Esta disputa alcanzó un nuevo nivel con las declaraciones de Hurtado, quien respondió a las críticas de Orozco sobre el manejo del IBAL.
En particular, señaló a Sandra García, exgerente del IBAL bajo la administración de Barreto, como la fuente de información equivocada que estaba influyendo en las decisiones de Orozco. Además, cuestionó la capacidad de García, calificándola como una “pésima gerente” que intentaba desinformar al gobernador.
Rodrigo Herrera, actual gerente de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo del Tolima (EDAT), también fue objeto de las críticas de Hurtado. Aunque reconoció la formación profesional de Herrera, lo acusó de estar vinculado al IBAL en la época “barretista”. Hurtado destacó que Herrera sí conocía la única empresa pública que tiene Ibagué.
El alcalde perdonó al gobernador por sus comentarios, sugiriendo que le proporcionaron información incorrecta. Defendió su decisión de cambiar la administración del IBAL, nombrando a Erika Palma como gerente, y destacó los logros obtenidos desde entonces, incluido un superávit de $32 mil millones y avances significativos en proyectos como la fase 2 del Acueducto Complementario.
Estas declaraciones profundizan la brecha entre el alcalde y el gobernador, generando dudas sobre la eficacia y transparencia de la gestión pública en Ibagué. Este enfrentamiento político es probable que siga siendo un tema central en la contienda electoral.