Un convoy militar fue emboscado por disidencias de las FARC en Balboa, Cauca, cuando se dirigía a instalar un puente en el Cañón del Micay. El atentado ocurre en una zona con fuerte presencia de grupos armados y disputas por el control del narcotráfico.
Un nuevo ataque contra las fuerzas militares se registró en Balboa, Cauca, donde un convoy del Ejército fue emboscado con explosivos por la disidencia Carlos Patiño. El atentado dejó cinco militares muertos y 16 heridos, generando preocupación por la creciente violencia en la región.
El convoy tenía como misión instalar un puente metálico en el Cañón del Micay, una zona estratégica para la conectividad del suroccidente del país. Sin embargo, fue interceptado antes de llegar a su destino. La ofensiva armada ocurrió cerca de El Plateado, donde la semana pasada se reportó una asonada y la retención de militares por parte de la comunidad.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, reconoció la difícil situación de orden público en la zona. “Si tuviéramos control total, esto no estaría ocurriendo”, declaró en Blu Radio. Además, explicó que la geografía del lugar favorece la actividad ilegal, ya que conecta rutas estratégicas para el tráfico de drogas hacia el océano Pacífico.
El funcionario también alertó sobre la presencia de distintos grupos armados en el sector. “En el Cañón del Micay operan disidencias de las FARC, el ELN e incluso carteles mexicanos. Es una convergencia criminal muy delicada”, advirtió. Según Sánchez, estas organizaciones han intimidado a la población para evitar que colabore con las fuerzas de seguridad.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro atribuyó el atentado a “el ejército privado” de los cárteles del narcotráfico y ordenó tomar el control de la zona. “Debemos recuperar la parte media y baja del Cañón del Micay. Le pido al campesinado que deje de apoyar fuerzas extranjeras que buscan la destrucción de Colombia”, afirmó el mandatario.
El Cañón del Micay es considerado un corredor clave del narcotráfico, debido a la alta producción de cultivos ilícitos y la presencia de estructuras armadas. La retoma de El Plateado fue una de las operaciones militares más ambiciosas del actual gobierno, pero la situación de seguridad sigue siendo inestable.
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El atentado contra el convoy militar reaviva la discusión sobre la capacidad del Estado para recuperar el control de estos territorios. La presión sobre el Gobierno aumenta, mientras se evalúan nuevas estrategias para combatir a los grupos ilegales en el suroccidente del país.
Las autoridades han anunciado operativos en la zona para dar con los responsables del ataque y evitar nuevos hechos de violencia. Sin embargo, la comunidad sigue en alerta ante la disputa entre el Ejército y las estructuras criminales que dominan la región.