Con 100 casos confirmados en humanos y más de 50 primates muertos, autoridades de salud en Tolima advierten sobre una epizootia de fiebre amarilla que podría preceder a nuevos brotes entre la población. Piden intensificar la vacunación y fortalecer la vigilancia epidemiológica en zonas rurales.
La fiebre amarilla ha encendido las alarmas en el departamento del Tolima, donde ya se registran 100 casos en humanos y una alarmante mortandad de primates no humanos. Expertos indican que el fenómeno no es aislado, sino una epizootia, es decir, una epidemia entre animales que podría anticipar brotes en humanos.
Según el epidemiólogo Fair Alarcón, “los monos son víctimas del virus, al igual que los humanos, pero tienen un papel clave como centinelas naturales. Su muerte permite anticipar la circulación del virus en zonas donde aún no se han registrado contagios humanos”. El especialista aclaró que estos animales no transmiten la enfermedad, pero sí permiten su detección oportuna.
La enfermedad, transmitida por mosquitos selváticos, afecta gravemente a los primates por su falta de inmunización. Mientras los humanos cuentan con una vacuna efectiva, estos animales tienen una tasa de mortalidad superior al 50 %, lo que los convierte en indicadores naturales de alerta temprana.
Cortolima, entidad ambiental del departamento, confirmó la muerte de 50 primates, de los cuales 44 dieron positivo para fiebre amarilla. Estos casos se reportaron inicialmente en el oriente del Tolima, en áreas cercanas al bosque de Galilea, y luego se expandieron hacia el sur del territorio.
Gracias a un avance científico, los técnicos de Cortolima lograron identificar la enfermedad incluso en cuerpos en descomposición mediante análisis de médula ósea. Esta técnica ha permitido una detección más eficaz y oportuna del virus, evitando nuevos contagios en comunidades rurales.
En municipios como Planadas, la detección de seis casos de epizootia en monos permitió activar protocolos sanitarios antes de que se registraran casos humanos. La articulación entre Cortolima, la Secretaría de Salud y líderes comunitarios ha sido fundamental para responder en territorios de difícil acceso.
Sin embargo, la desinformación y los mitos sobre la vacuna siguen siendo un obstáculo. “Hay quienes creen que la vacuna es un invento para matar a los ancianos o que contiene chips para controlar a las personas. Estas ideas falsas han impedido una mayor cobertura y están costando vidas”, advirtió el epidemiólogo Alarcón.
De las 35 muertes humanas confirmadas hasta el momento en el Tolima por fiebre amarilla, ninguna de las víctimas estaba vacunada. Las autoridades hacen un llamado urgente a la población para acceder a la vacuna gratuita, una medida que, aseguran, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.