Gonzalo de Jesús Ramos Santos, requerido por las autoridades de Lituania, fue detenido por la Interpol en Colombia. Es señalado de sabotear tecnología usada por Ucrania en el conflicto con Rusia y de liderar una red terrorista en Europa.
La Policía Nacional de Colombia, en coordinación con la Oficina Central Nacional de Interpol, hizo efectiva la captura de Gonzalo de Jesús Ramos Santos, un ciudadano colombiano requerido por las autoridades de Lituania mediante circular roja de Interpol por delitos relacionados con terrorismo. El operativo se llevó a cabo en Barranquilla.
Según el reporte oficial, Ramos Santos estaría vinculado a un grupo que habría ejecutado actos de sabotaje e incendios en Europa. Además, es señalado de haber participado en labores de espionaje contra una empresa que provee drones a Ucrania en el marco del conflicto bélico que enfrenta a ese país con Rusia.
Las autoridades europeas acusan al colombiano de recopilar información confidencial sobre la producción y envío de dispositivos no tripulados destinados al frente de guerra, con el objetivo de atacar dicha infraestructura estratégica. De confirmarse, este hecho supondría un riesgo grave para la seguridad nacional de varios países aliados de Ucrania.
El detenido fue puesto a disposición de la autoridad judicial competente y actualmente se encuentra en proceso de extradición hacia Lituania, país que formalizó la solicitud internacional en virtud de los convenios de cooperación judicial.
Ramos Santos podría enfrentar cargos por terrorismo internacional y sabotaje a infraestructura militar, hechos que lo vinculan con redes criminales transnacionales en medio de la guerra en Europa del Este.
En lo corrido de 2025, la Policía Nacional ha realizado 71 capturas por notificaciones rojas de Interpol, en su lucha contra el crimen internacional. Esta operación es considerada una de las más delicadas por su conexión directa con el conflicto armado internacional.
El caso ha generado inquietud entre expertos en seguridad internacional, quienes advierten sobre el creciente uso de civiles como operadores encubiertos en guerras tecnológicas, como el caso de los drones utilizados en zonas de combate.