Necesitamos políticos que se atrevan a ir más allá de la palabrería y muestren un compromiso genuino con el bienestar de sus electores. Esto implica dejar de lado las tácticas de manipulación mediática y enfocarse en proporcionar soluciones reales a los problemas que nos afectan a todos.
Es preocupante que en esta carrera electoral, muchos candidatos se enfrenten a sanciones del Consejo Nacional Electoral (CNE). Esto arroja un manto de duda sobre su idoneidad y honorabilidad para ocupar los cargos a los que aspiran. La confianza pública es uno de los pilares fundamentales de cualquier sistema democrático, y nosotros, los ibaguereños y tolimenses, tenemos el derecho de esperar que nuestros representantes sean modelos de integridad y respeto por la ley.
Las sanciones impuestas por el CNE deben tomarse en serio. No son meros obstáculos burocráticos; son indicadores de posibles irregularidades en el comportamiento de los candidatos. Quienes buscan liderar deben rendir cuentas y demostrar que están dispuestos a cumplir con las normativas que rigen nuestras elecciones. Ignorar o desestimar estas sanciones envía un mensaje preocupante sobre el compromiso de los candidatos con el Estado de derecho y la transparencia.
En este contexto, es imperativo que los candidatos demuestren que están dispuestos a someterse a un escrutinio público riguroso. Los debates electorales son una plataforma crucial para que los aspirantes presenten sus propuestas y visiones de futuro. Pero también son una oportunidad para que nosotros, los ibaguereños y tolimenses, evaluemos la integridad y la competencia de quienes buscan nuestros votos.
La altura en el debate no solo se trata de retórica elocuente, sino de respuestas sustantivas a preguntas difíciles, de la voluntad de escuchar y considerar diferentes puntos de vista, y de un compromiso genuino con el bienestar de todos los ciudadanos, sin importar su afiliación política.
Es hora de elevar el estándar en nuestras elecciones. Nosotros, los ibaguereños y tolimenses, merecemos candidatos que estén a la altura de los desafíos que enfrentamos como sociedad y que estén dispuestos a someterse a la escrutinio público de manera transparente y justa. La democracia merece nada menos que eso.
Camilo A. Guzmán – LOV T7D