El departamento del Tolima enfrenta una jornada marcada por dos graves emergencias derivadas de las fuertes lluvias que azotan la región. En Ataco, un deslizamiento registrado en el sector de Mesa de Pole dejó un saldo preliminar de cinco personas fallecidas y dos heridas, mientras que en Venadillo más de 200 familias perdieron sus pertenencias tras el desbordamiento de la quebrada Galapo. La magnitud de ambos incidentes ha movilizado a autoridades locales, organismos de socorro y equipos de gestión del riesgo, quienes continúan evaluando la extensión de los daños y atendiendo las necesidades urgentes de la población afectada.
El deslizamiento en Ataco se produjo durante la mañana del sábado, generando alarma entre las comunidades rurales cercanas. La Defensa Civil, el Consejo Municipal para la Gestión del Riesgo y equipos de apoyo provenientes de Chaparral se desplazaron rápidamente hacia la zona para iniciar las labores de rescate y verificación. Las autoridades confirmaron que la información sigue en consolidación debido a las dificultades de acceso y a la necesidad de corroborar si existen más personas involucradas. La recomendación oficial es evitar acercarse al área afectada mientras se desarrollan las operaciones.
Desde el lugar de la emergencia, la directora de la Dirección de Gestión del Riesgo del Tolima, Andrea Mayorquín, reportó que cinco personas perdieron la vida. Según declaraciones de la comunidad, dos sobrevivientes permanecen en estado crítico, lo que eleva a siete el número total de víctimas. Mayorquín enfatizó que su equipo continúa con el proceso de verificación en terreno, recopilando datos y evaluando riesgos asociados para garantizar información precisa y evitar confusiones en medio del impacto emocional que vive la población.
La funcionaria recalcó la importancia de acompañar a las familias afectadas con sensibilidad y respeto, recordando que detrás de cada cifra hay vidas, historias y seres queridos que hoy enfrentan una tragedia irreparable. Las labores se concentran en atender a las víctimas, brindar apoyo psicosocial y coordinar el traslado seguro de los heridos hacia centros asistenciales. Las autoridades insisten en que la claridad informativa debe caminar de la mano con el trato humano y la protección emocional de las comunidades.
En paralelo, en Venadillo, la emergencia se desencadenó desde las tres de la madrugada del 14 de noviembre, cuando un acumulado de 110 milímetros de lluvia provocó el desbordamiento de la quebrada Galapo. El agua arrasó con más de 200 viviendas, dejando 170 familias completamente damnificadas. Además, siete casas quedaron inhabilitadas y una resultó destruida por completo. En la zona de cordillera, el colapso de otra vivienda elevó la preocupación entre los habitantes, mientras que el acueducto de la vereda La Guada sufrió graves daños, dejando sin acceso al agua a siete veredas adicionales.
Las vías rurales de Venadillo también registraron afectaciones severas, con tramos destruidos, otros deteriorados y árboles caídos que bloquearon la movilidad hacia los sectores productivos. La dificultad para transportar los productos agrícolas ha generado incertidumbre entre las familias campesinas, quienes dependen de estas rutas para sostener su economía. Las primeras acciones oficiales se centraron en despejar los caminos y restablecer la comunicación con las veredas afectadas.
La Gobernación del Tolima, junto a organismos de socorro y voluntarios, llegó a Venadillo con kits humanitarios, colchones, ropa y maquinaria amarilla destinada a rehabilitar las zonas afectadas. Durante la jornada, las autoridades reiteraron que las familias no enfrentarán la emergencia solas, asegurando que el acompañamiento institucional será constante. Se hizo énfasis en atender tanto las necesidades materiales como las afectaciones emocionales que producen eventos de esta magnitud.
En medio de este panorama, organizaciones sociales del sur del Tolima emitieron un llamado urgente a los medios de comunicación y a los usuarios de redes sociales para evitar la difusión de imágenes sensibles o que vulneren la dignidad de las víctimas. Insistieron en que informar con respeto y humanidad es un deber ético que debe prevalecer por encima del impacto mediático. Las imágenes sin contexto, señalaron, causan más dolor y profundizan la tragedia en las familias afectadas.
La situación se agravó cuando comenzó a circular un video que mostraba a una máquina excavadora cargando cinco cuerpos en su pala, presuntamente relacionados con el incidente ocurrido en un socavón minero en el sector Las Cruces, cerca de Mesa de Pole. Aunque la comunidad reportó que el hecho habría ocurrido dos horas antes de la llegada de los organismos de socorro, las autoridades están verificando su autenticidad. Este contenido evidencia la urgencia de ejercer un periodismo responsable, que no exponga escenas dolorosas sin el debido contexto y verificación.
Lo ocurrido en Ataco y Venadillo deja en evidencia la fragilidad de las comunidades rurales ante fenómenos naturales cada vez más frecuentes e intensos. Estos hechos también resaltan la necesidad de fortalecer los sistemas de alerta temprana, las infraestructuras críticas y los procesos comunitarios de prevención. Las autoridades continúan desplegando esfuerzos para atender ambas emergencias mientras el Tolima intenta asimilar dos tragedias que han golpeado duramente el corazón de la región.











