El devastador incendio que arrasó con 33 establecimientos comerciales en la calle 19 de Ibagué ha dejado una estela de destrucción y descontento. Rodrigo Carvajal, un comerciante afectado por el siniestro y miembro de la conocida familia Carvajal, señaló duras críticas contra el Cuerpo Oficial de Bomberos por su tardía y deficiente actuación durante la emergencia.
La familia Carvajal, reconocida como “los muebleros más antiguos de Ibagué”, perdió décadas de trabajo y tradición en cuestión de horas. Rodrigo Carvajal denunció que la tragedia, originada por un cortocircuito, podría haberse contenido si los bomberos hubieran respondido de manera adecuada y oportuna.
Carvajal relató que el primer carro de bomberos llegó al lugar del incendio 25 minutos después de iniciada la conflagración, pero lo más alarmante fue que este no tenía agua en sus tanques. “Si los carros hubieran estado listos, la conflagración se hubiera contenido. Solo se hubiera quemado una propiedad, pero el primer carro llegó a los 25 minutos y sin agua; el segundo, a los 45 minutos, y con medio tanque”, expresó con frustración.
La falta de preparación y recursos del Cuerpo Oficial de Bomberos para enfrentar este tipo de emergencias quedó expuesta, según Carvajal. “Nos dimos cuenta de que en Ibagué no estamos preparados para atender una emergencia de esta magnitud”, afirmó, dejando en evidencia las falencias del sistema de respuesta ante incendios en la ciudad.
Además de la tardanza, Carvajal cuestionó las decisiones tácticas del Cuerpo de Bomberos durante la emergencia. Aseguró que los bomberos ignoraron las recomendaciones de la comunidad de atacar las llamas desde un punto estratégico antes de que se propagaran, lo que permitió que el fuego avanzara sin control hasta su propiedad. “Dejaron que el incendio avanzara hasta la Cuarta para atacarlo desde allí, en lugar de contenerlo 80 metros antes desde una terraza que tenemos”, explicó.
Aunque Carvajal centró sus críticas en la dirección del Cuerpo de Bomberos, destacó la necesidad de mayor equipamiento y coordinación en las operaciones de emergencia. “Tal vez les falta recursos o una mejor organización, alguien que evalúe la situación y tome decisiones acertadas en el momento”, sugirió, pidiendo mejoras urgentes en la respuesta ante desastres.
Este desastre no solo afectó a la familia Carvajal, sino también a otros 18 comerciantes, quienes generaban cerca de 300 empleos directos y 200 indirectos en la ciudad. La mayoría de ellos ahora enfrentan la posibilidad de la quiebra, lo que supone un golpe devastador para la economía local. Este incendio, que ha dejado huellas profundas en Ibagué, será recordado como una tragedia que expuso la fragilidad del sistema de emergencias de la ciudad.