Debe ser un buen negocio y un aliciente para los bolsillos ser Alcalde de Ibagué, de lo contrario ya no habrían más de 20 precandidatos de todos los pelambres y colores saltando a la palestra pública y como 15 más haciendo coquitos y consultas desde las esquinas, faltando aún un año y medio para que cese esta horrible noche en el villorio de Don Andrés López de Galarza del Valle de las Lanzas de San Bonifacio de Ibagué
Hay que ser serios y sensatos, los problemas de la ciudad están diagnosticados, mejor, sobre diagnosticados, ya no se aguanta un estudio, actualización, plan o diseño de lo que se requiere hacer.
Las acciones puntuales pasan por la movilidad en construir nuevas vías, ampliar las que hay, reparchar y arreglar la malla asfáltica existente y modernizar la red semafórica. El otro gran asunto es solucionar la prestación con continuidad del servicio de agua potable hoy ineficiente e ineficaz y dar en uso el Acueducto Complementario, que como va, tomará más años adecuarse que el Triángulo del Sur, que no ha entregado ni un metro de agua.
Sin tanta carreta esas deben ser las dos grandes apuestas del próximo cuatrienio, porque las dos generan empleos directos, jalonan estímulos para mayor inversión local y foránea y generan desarrollo económico focalizado, así como nuevos entornos comerciales y urbanísticos. Con las dos, de manera transversal, se mejoran índices de salud pública, de protección al ambiente, de desocupación juvenil, delincuencia e inseguridad. El que entendió, entendió. El resto es parte de la misma retórica discursiva y rimbombante sobre modernismos y modismos administrativos, para impulsar pequeñas nuevas apuestas que vendan buena imagen de un gobernante, pero sin impactar lo estructural de largo plazo que requiere la capital del Tolima.
Lastimosamente, hasta ahora, creo que ninguno de los aspirantes a candidatos ha demostrado tener una sugerencia real para trabajar sobre dichos asuntos importantes, están concentrados en la mecánica electoral, hacerse notar, tener perfil para burgomaestre, de mentir allí, especular allá, echar embustes sobre otros más acá, pero nada serio ni creíble. En esencia hacer de lo mismo.
Pero claro, si sujetos como Luis H. y Andrés H. fueron capaces de buscarlo y lograrlo, cualquiera se siente animado a intentarlo y facultado para ser Alcalde de Ibagué. Truanes disfrazados de ejecutivos públicos, mercaderes de la política, áulicos del poder, defensores de grupos es parte del paisaje; también, a quienes al escucharlos solo especulan y cañan para negociar algo más adelante, otros para seguir sonando en el mundillo político y no perder vigencia, pero sin opciones reales. En fin, de ese enorme ramillete de aspirantes que hay hoy y de los que puedan surgir, solo esperamos menos teoría y frases rebuscadas y más concreción y realidad en las propuestas para nuestra amada Ibagué.