Aunque la medida busca reducir la contaminación, habitantes señalan que el transporte público sigue operando sin controles ambientales, generando emisiones de gases nocivos.
Durante la jornada del Día sin carro y sin moto en Ibagué, ciudadanos han manifestado su inconformidad con la falta de controles sobre el parque automotor del transporte público. Mientras los vehículos particulares y motocicletas deben acatar la restricción, las busetas siguen circulando, pese a ser consideradas los principales emisores de gases contaminantes.
De acuerdo con las denuncias de la comunidad, gran parte del transporte público en la ciudad está compuesto por vehículos de modelos antiguos, con evidente deterioro mecánico y motores que emiten altos niveles de material particulado. Esto genera preocupación por la calidad del aire y el impacto en la salud de los habitantes.
Los ciudadanos cuestionan la efectividad de la medida, argumentando que el verdadero problema ambiental no radica en los vehículos particulares, sino en la falta de regulación y modernización del transporte público. Según expertos, el material particulado que expulsan estas busetas es altamente perjudicial, sobre todo para niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias.
Pese a las reiteradas quejas, las autoridades municipales aún no han implementado un plan efectivo de control de emisiones para el transporte público. Los habitantes insisten en que es necesario establecer mecanismos de verificación técnica y sanciones para aquellos vehículos que no cumplan con los estándares ambientales.
Ante esta situación, la comunidad hace un llamado a la Alcaldía de Ibagué y a la Secretaría de Movilidad para que la jornada del Día sin carro no solo restrinja a particulares, sino que también garantice un aire más limpio con regulaciones estrictas al transporte público.