Cuatro de los precandidatos presidenciales del Centro Democrático se reunieron sin Miguel Uribe Turbay, en señal de inconformidad con el manejo de su campaña y su afirmación de contar con el respaldo de la dirigencia antioqueña. El episodio reaviva las tensiones internas en el partido de cara a la definición de su carta para las elecciones de 2026.
Una nueva fractura sacude al Centro Democrático, luego de que se conociera que los senadores María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Andrés Guerra y Paola Holguín se han reunido en varias ocasiones esta semana sin invitar a Miguel Uribe Turbay, también senador y aspirante a la candidatura presidencial del partido para 2026.
La molestia entre los precandidatos se detonó tras un encuentro político realizado el pasado 5 de abril en Medellín, donde congresistas, diputados y concejales del Centro Democrático manifestaron su apoyo a Uribe Turbay. Su campaña aseguró, posteriormente, que contaba con el respaldo de la mayoría de la dirigencia antioqueña, lo que generó un fuerte malestar entre sus contendores internos.
Los senadores inconformes consideran que estas afirmaciones no solo son imprecisas, sino que reflejan un intento por imponer una narrativa de adhesión regional que no representa el sentir total de las bases. “Antioquia todavía no ha decidido”, afirmaron con contundencia, cuestionando además las prácticas empleadas para llenar el evento en Medellín.
Como respuesta, Cabal, Valencia, Guerra y Holguín han comenzado a reunirse de forma coordinada, dejando deliberadamente por fuera a Miguel Uribe. La W conoció incluso una fotografía en la que aparecen los cuatro juntos en el Congreso, en un gesto simbólico que evidencia la ruptura del bloque uribista.
El distanciamiento también pone sobre la mesa las diferencias sobre el mecanismo para definir al candidato único del Centro Democrático. Mientras Miguel Uribe propone una encuesta rápida, realizada antes de mitad de año, otros sectores del partido prefieren una consulta abierta, con amplia participación de las bases.
Particularmente, María Fernanda Cabal ha insistido en que el proceso debe estar alejado de “afanes estratégicos” y reflejar una verdadera construcción colectiva desde las regiones, lo que contrasta con la premura planteada por Uribe Turbay, quien considera que es urgente consolidar una candidatura cuanto antes.
Este choque interno revela una pugna de poder entre los sectores tradicionales del uribismo y las nuevas figuras que buscan posicionarse en el panorama electoral, en medio de un partido que aún no define una hoja de ruta clara hacia 2026.
Por ahora, la fractura queda expuesta. La unidad que el Centro Democrático necesita para recuperar su protagonismo político parece estar cada vez más lejos, mientras los precandidatos libran una batalla interna por el liderazgo de la colectividad.