En el Colegio Costa Rica, ubicado en la localidad de Fontibón, un lamentable episodio de violencia ha generado conmoción y preocupación entre estudiantes, padres de familia y autoridades educativas.
El impactante suceso quedó registrado en un video que se viralizó rápidamente en redes sociales, donde se observa a la docente mostrando un hematoma en su rostro, producto del golpe que recibió en su ojo izquierdo durante el ataque. El altercado ocurrió cuando la educadora interrumpió la clase al notar que la estudiante utilizaba su celular. De forma amable, le pidió que guardara el dispositivo o abandonara el salón. La situación se tornó más tensa cuando la adolescente ignoró las solicitudes de la maestra, llevándola a confiscar el celular, lo que desató la ira de la estudiante.
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La alumna reaccionó de manera violenta, empujando y acorralando a la profesora contra una pared. A pesar de que la docente solicitó a los demás estudiantes que grabaran la agresión, ninguno intervino, y varios de ellos defendieron el accionar de su compañera. La profesora relató que, en medio del caos, algunos estudiantes le indicaron que debía devolverle el celular a la agresora porque “tenía razón”, lo que aumentó la tensión y la inseguridad en el aula.
La Secretaría de Educación de Bogotá se pronunció al respecto y aseguró que están realizando un seguimiento minucioso al caso. Además, se ha brindado atención médica y apoyo psicosocial a la docente afectada. Para abordar este preocupante incidente, se ha citado a un comité de convivencia escolar que se reunirá el próximo viernes. El objetivo es analizar la situación y diseñar un plan pedagógico para promover una convivencia pacífica entre los estudiantes y los docentes.
El caso ha generado una serie de reflexiones en la comunidad educativa y en la sociedad en general. La agresión a docentes es un problema grave que requiere medidas contundentes para garantizar un ambiente seguro en las instituciones educativas.
Las autoridades hacen un llamado a la responsabilidad y la sensibilización de todos los actores involucrados en la educación, incluyendo a los padres de familia, para fomentar el respeto y la convivencia pacífica en las aulas. Es esencial trabajar juntos para prevenir y erradicar la violencia en los espacios educativos, velando por el bienestar y la integridad de todos los miembros de la comunidad escolar.