Por: Jose Alejandro Marquez Rodriguez
La antigua hispaniola, llamada así por ser una de las posesiones de los colonos españoles y que en castellano significa “la española”, integrante de la Quisqueya del caribe junto a la República dominicana, y tan conocida por haber sido posesión de países como Francia, por estos tiempos ha sonado en todas partes, gracias a su agitado ambiente, lleno de caos y reclamaciones, autos quemados, cantidades de hospitales que gritan sin parar que no soportan más la atención de heridos, y que el presidente no ha podido callar con soluciones contundentes, dando fin a tan álgida situación, que a medias, los medios de comunicación se han empañado en transmitir.
Haití ha sido el escenario de numerosas revueltas que reclaman a punta de pancartas, pedradas y gritos en el aire una solución pronta y duradera a la crisis social y política por la que está pasando el país en estos momentos, cantidades de personas que le piden no solo al gobierno local, sino a la comunidad internacional respuestas a las escasez de alimentos, la falta de trabajo, la precariedad de los salarios e infinidades de necesidades que acosan a la población en general, y que producto de acontecimientos naturales como han sido terremotos, esta situación se ha venido agravando, afectando así y en frente de la mirada de países que en otros espacios se dicen humanitarios, la vida de cientos de niños que mueren especialmente por hambre y enfermedades mortales, sin que estos muevan si quiera un dedo.
Pero para poder entender esta crisis es necesario recurrir a la historia, demostrando así, que ninguna crisis nace de un día para otro, y que cada acontecimiento de necesidad económica y caos social, tiene unos responsables que al parecer se han querido esconder tras la cortinas del olvido tan comunes por estos tiempos donde la memoria es casi que criminalizada y los desmemoriados son casi que los únicos que se dan a la tarea de opinar sobre los problemas propios o ajenos.
Primero se debe comenzar por decir que esta isla caribeña inicialmente fue territorio de disputa entre españoles y franceses, esta se daba principalmente por la cantidad de esclavos negros que ambos países demandaban, también y en más baja proporción, por ser un territorio fértil para cultivar y por ser el atractivo de piratas franceses entorno a la casa y comercialización de pieles; más adelante, en 1844, negros y mulatos hacen de la isla un territorio de lucha, proclamándose en 1849 Faustin Soulouque como emperador Faustin I e imponiendo un régimen severo de represión a los mulatos hasta el día en que fue derrocado por el mulato Nicolás Geffrad quién restaura la república.
Para el año 1915 los estados unidos invaden la isla, derrocando a Geffrad y extendiendo su poderío hasta el año 1934, fecha en que los regímenes militares comienzan a jugar un papel importante, primero con Dumarsais Estimé, y luego con François Duvalier quién luego de ser elegido de manera democrática en el año 1957, para 1961 se autoproclama presidente vitalicio hasta 1971, año en que su hijo Jean-Claude Duvalier asume el poder hasta el año 1986 año en que es derrocado.
Finalmente, después de otro golpe de estado dado en el año 1991 a el sacerdote católico jean-Bertrand Aristide y que dura hasta 1994 cuando las tropas estadounidenses nuevamente invaden la isla y toman el poder de esta, restableciendo la república y la democracia aparente, en 1996 la “normalidad política” re aparece en la escena y se extiende hasta el día de hoy donde el gobierno del empresario Jovenel Moise aparece como quien lidera y oxigena la crisis vieja.
Si bien la crisis haitiana es entendida como el resultado de reformas hechas por los gobiernos, la desviación de recursos como los que se encuentran en el fondo creado por Venezuela y que sirven para la financiación del país por medio de la compra de petróleo a bajo costo, no se puede limitar a una visión actual de esta, la inestabilidad en términos de poderes, junto con las políticas que estos poderes pusieron en práctica en pro de beneficios propios, ya sea para financiar y mantener mercados externos o para consolidar dictaduras, ha provocado no solo el deterioramiento de la economía nacional, con llevando a que su PIB sea el más bajo en todo el continente, sino que también a un caos social producto del agotamiento de la sociedad entorno a la barbaridad que los regímenes han usado para establecerse en el poder.
La falta de gobiernos democráticos que si bien no son la solución absoluta a la crisis, un ejemplo es argentina, quién en estos momentos pasa también por una de sus peores épocas, aceleran aún más la acción de protesta violenta como respuesta a la materialización de políticas económicas nefastas, siendo que los medios legales para expresar dichas inconformidades en Haití existen, al menos de manera permanente, hasta hace 20 años, impidiendo pues, que la escena política nacional y las luchas reivindicativas se vean los suficientemente nutridas como para hacerle frente no solo a presidentes como moise, sino también al legado de inestabilidad en los regímenes que han gobernado el país.