La deplorable situación de la malla vial en Ibagué ha desatado una ola de críticas contra la actual alcaldesa, Johana Aranda, y su antecesor, Andrés Hurtado. En redes sociales, usuarios han expresado su descontento con imágenes de las calles en mal estado, que se han viralizado y han puesto en evidencia la falta de acciones concretas para solucionar el problema.
Los cuestionamientos no solo apuntan a la gestión actual, sino también a la supuesta influencia que Andrés Hurtado, ahora exalcalde, podría mantener sobre la administración de Aranda. Algunos sectores de la ciudadanía señalan que la continuidad de ciertos problemas en la ciudad podría estar relacionada con la estrecha relación entre ambos políticos.
Johana Aranda, por su parte, ha intentado desmentir las especulaciones publicando imágenes en sus redes sociales que muestran reuniones con Hurtado, aunque lejos de apaciguar los ánimos, estas publicaciones han intensificado el debate. “Las calles de Ibagué son un desastre y la alcaldía sigue en campaña, no en gestión”, comentó un usuario en Twitter.
El deterioro de la malla vial no solo afecta la movilidad de los ciudadanos, sino también la percepción sobre la gestión pública en Ibagué. Sectores académicos y gremiales han pedido que se prioricen inversiones en infraestructura vial y que se presenten planes concretos de reparación.
A pesar de las críticas, la administración de Johana Aranda ha reiterado que el mantenimiento vial está dentro de sus prioridades. Sin embargo, las promesas hasta ahora no se han traducido en avances significativos, lo que ha aumentado el escepticismo entre los ibaguereños.
La polémica también ha reavivado el debate sobre la calidad de las obras realizadas durante la gestión de Hurtado. Muchos ciudadanos cuestionan si los recursos asignados en su momento fueron utilizados de manera eficiente, considerando que los problemas viales han persistido o incluso empeorado.
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Mientras tanto, la presión social sigue en aumento. Organizaciones ciudadanas han convocado foros y reuniones para analizar la situación y exigir transparencia en los procesos de contratación y ejecución de obras. La falta de respuestas claras por parte de las autoridades alimenta la percepción de una gestión desconectada de las necesidades reales de la comunidad.
La ciudadanía de Ibagué espera no solo explicaciones, sino acciones inmediatas para recuperar la malla vial y devolver la confianza en las instituciones locales. Por ahora, el deterioro de las calles continúa siendo un símbolo de la crisis de gobernabilidad que enfrenta la capital tolimense.