Una mujer fue víctima de acoso sexual en la ruta 2 del transporte público en Ibagué. Aunque el presunto agresor fue detenido inicialmente, testigos clave perdieron contacto con las autoridades. Familiares exigen justicia y apoyo ciudadano para esclarecer los hechos.
Un grave hecho de acoso sexual sacudió a la comunidad ibaguereña este 25 de abril de 2025, cuando una mujer fue víctima de tocamientos indebidos por parte de un pasajero mientras se desplazaba en la ruta 2 del transporte público. El acto fue denunciado públicamente por un familiar, quien relató con indignación lo ocurrido y exigió justicia ante lo que calificó como una grave vulneración a la dignidad humana.
El presunto agresor, identificado como Jesús David Arango, fue sorprendido por otros pasajeros mientras se masturbaba en el interior del vehículo, realizando tocamientos a la mujer afectada. La víctima logró pedir auxilio, lo que permitió que el conductor del bus detuviera el vehículo hasta la llegada de las autoridades.
Según la denuncia, el individuo fue conducido a la estación de policía, pero poco después se perdió todo contacto con los testigos que presenciaron la escena. Esta situación ha despertado preocupación sobre el seguimiento del caso y la garantía de justicia, especialmente en delitos de violencia sexual cometidos en espacios públicos.
La denuncia también incluye amenazas posteriores dirigidas al esposo de la víctima, quien llegó al lugar para brindarle apoyo. El hecho de que, además del acoso sexual, se sumen actos intimidatorios, ha incrementado la alarma entre los familiares y ciudadanos que conocen el caso.
En redes sociales, los familiares de la víctima han solicitado la colaboración ciudadana para localizar a testigos que estuvieron presentes en el bus al momento del incidente. A través de una campaña con el hashtag #NiUnaMenos, se busca generar presión pública para que las autoridades actúen con celeridad.
La ciudadanía ha reaccionado con indignación, exigiendo a las autoridades municipales y policiales una respuesta efectiva ante el caso, y que se garantice la protección de quienes se atreven a denunciar. Organizaciones de derechos humanos también han comenzado a manifestar su respaldo a la víctima y su familia.
Casos como este reflejan la urgencia de fortalecer protocolos de atención en el transporte público, así como campañas de concienciación sobre el acoso sexual. Las mujeres siguen siendo las principales víctimas de este tipo de violencia, que muchas veces queda impune por falta de testigos, pruebas o seguimiento judicial.
Como sociedad, la exigencia es clara: no se puede seguir tolerando la violencia sexual en espacios públicos. El llamado es a no guardar silencio, denunciar, acompañar a las víctimas y exigir medidas que garanticen la seguridad y el respeto en todos los entornos.