La comunidad gitana ha establecido su presencia en el Tolima por más de 18 años, conformando aproximadamente 29 familias que suman alrededor de 96 personas. Concentrados principalmente en los municipios de Ibagué, Prado y Purificación, los gitanos han conservado su lengua materna, expresiones culturales y su identidad de autoridad tradicional, la Kriss Romaní.
Según Cleisser Johanna Cuero Villegas, directora de grupos vulnerables, diversidad y asuntos étnicos de la gobernación del Tolima, los gitanos han mantenido sus costumbres ancestrales, como la danza, la poesía y el canto, a lo largo de su estadía en la región.
La migración gitana en Colombia tiene raíces históricas que se remontan a varios momentos cruciales, como el tercer viaje de Cristóbal Colón y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, es en la tercera etapa de esta migración cuando los gitanos establecieron una presencia en el Tolima, huyendo de la persecución nazi.
Eduardo Gómez Triana, representante del pueblo gitano en el departamento del Tolima, relata cómo su linaje migró desde Europa hasta llegar a Venezuela y posteriormente a Colombia a través de la frontera con Cúcuta. Desde entonces, han recorrido diversas regiones del país, adaptándose a un estilo de vida nómada sustentado en actividades como el comercio y la orfebrería.
A pesar de enfrentar desafíos como la discriminación y la pérdida gradual de sus tradiciones debido a la globalización, la comunidad gitana en el Tolima continúa siendo reconocida oficialmente desde 2011 por el Ministerio del Interior. Su contribución a la cultura tolimense y su riqueza ancestral son invaluables, destacando su importancia en la diversidad étnica y cultural de la región.