En un paso hacia la equidad y la soberanía alimentaria, mil mujeres en el Tolima se convierten en propietarias de tierra, reconociendo su papel fundamental en el cuidado del territorio y la producción de alimentos.
En un hecho sin precedentes para la equidad en el campo colombiano, mil mujeres en el departamento del Tolima han recibido títulos de propiedad sobre la tierra que trabajan y protegen a diario. Esta iniciativa busca fortalecer su papel en la producción de alimentos y garantizarles estabilidad en el acceso a recursos esenciales para la vida.
El reconocimiento de la propiedad de la tierra a mujeres rurales no solo es un acto de justicia social, sino una estrategia clave para la seguridad alimentaria del país. “Las mujeres cuidadoras de la tierra y del alimento deben ser mayoría en la propiedad del suelo colombiano, no solo por igualdad, sino porque su rol es esencial para la vida misma”, señalaron representantes del sector agrícola.
En las zonas rurales, la tierra, el agua y la producción de alimentos son elementos esenciales para la supervivencia y el desarrollo de las comunidades. Sin embargo, históricamente las mujeres han enfrentado barreras para acceder a la titularidad de predios, pese a ser ellas quienes lideran gran parte de la producción agropecuaria.
Este proceso de titulación busca cambiar esa realidad, empoderando a las mujeres no solo con documentos legales que las acreditan como propietarias, sino con herramientas para gestionar de manera autónoma su futuro y el de sus familias. “Nada mejor que la mujer cuidadora para ser propietaria común de la tierra y el agua en Colombia”, afirmaron líderes de la iniciativa.
El poder de las mujeres no se limita a su presencia en altos cargos políticos o empresariales, sino que debe reflejarse en cada espacio de la sociedad. En las veredas, los barrios, las universidades, las fábricas y los hogares, su participación activa y con garantías es fundamental para un país más equitativo.
El impacto de esta entrega de escrituras va más allá de la reivindicación de derechos. Se espera que, al garantizar la propiedad a mujeres campesinas, se impulse la producción sostenible, se fortalezcan las economías locales y se reduzca la brecha de género en el acceso a recursos productivos.
Organizaciones sociales y entidades gubernamentales han destacado que este es solo un primer paso en la transformación del modelo de tenencia de la tierra en Colombia. El desafío ahora es consolidar políticas públicas que aseguren el acceso equitativo a la propiedad para más mujeres y comunidades vulnerables.
Este avance en el Tolima marca un hito en la lucha por la equidad rural, sentando un precedente para que más regiones del país adopten medidas similares y fortalezcan el papel de la mujer en la construcción de un futuro sostenible.