Durante la ceremonia de conmemoración de los 39 años de la tragedia de Armero, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, desató una controversia política al criticar la influencia del Partido Conservador en Tolima. En su discurso, Jaramillo expresó: “Lastimosamente el Tolima se conservatizó”, en referencia al predominio de este partido, especialmente del sector liderado por el senador Óscar Barreto. La afirmación generó reacciones inmediatas entre los seguidores del ‘barretismo’.
En respuesta, Alexander Castro, secretario de Cultura del Tolima, subió al escenario para defender la orientación conservadora en el departamento. “El ministro de Salud dijo que desafortunadamente ahora el departamento se conservatizó, como si en alguna época fuera bueno ser liberal y en otra malo ser conservador. Esas violencias son las que no nos dejan vivir y, en términos de derechos humanos, no nos dejan avanzar”, expresó Castro, en un tono crítico hacia las palabras de Jaramillo.
Además, Castro hizo un llamado a la paz y la unidad en el país, rechazando la polarización ideológica. “Muchos quieren generar odio y confrontación; yo convoco a todo lo contrario, a la unidad para una verdadera paz, la unidad para construir desde las diferencias de la sociedad”, enfatizó el secretario de Cultura, invitando a la reconciliación y a superar las divisiones partidistas.
Por su parte, el senador Óscar Barreto también manifestó su inconformidad a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter). Barreto acusó al ministro Jaramillo de utilizar su posición para generar divisiones en lugar de atender las necesidades del departamento. “Los ministros de vagancia en Armero y los comerciantes y transportadores del sur del Tolima fueron citados para extorsionarlos, y no hubo ninguna actuación del gobierno nacional”, declaró el senador, intensificando la confrontación.
La disputa entre Jaramillo y Barreto no es reciente. Ambos han sido rivales políticos desde hace años, incluso antes de desempeñar sus cargos como alcalde de Ibagué y gobernador del Tolima, respectivamente. Este episodio en Armero añade una nueva capa de tensión a su prolongada rivalidad, avivando la polarización política en Tolima en un momento tan simbólico como el aniversario de la tragedia.
La controversia pone en evidencia las divisiones ideológicas en Tolima, con Jaramillo cuestionando el liderazgo conservador y Barreto y sus aliados defendiendo su influencia. Esta situación subraya el desafío de alcanzar una paz duradera en la región, especialmente en un contexto de diferencias históricas y profundas en el ámbito político local.
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