Mientras 11 partidos opositores respaldaron a Estados Unidos y criticaron a Gustavo Petro por la descertificación antidrogas, el presidente respondió que las Fuerzas Militares mantienen lealtad institucional y que el ataque de Donald Trump busca debilitar a Colombia y no solo a su gobierno.
El escenario político colombiano se tensionó tras la reciente descertificación de Colombia en la lucha antidrogas, anunciada por el gobierno de Estados Unidos y respaldada por Donald Trump. A la reacción de rechazo del presidente Gustavo Petro se sumó un fuerte comunicado firmado por 11 partidos opositores, quienes responsabilizaron al Ejecutivo del fracaso en la política antidrogas y defendieron la postura de Washington. En contraste, desde el Gobierno se insistió en que la decisión tiene un trasfondo ideológico y electoral, con miras al 2026.
El comunicado de las colectividades de oposición, fechado en Bogotá este 17 de septiembre, señaló que las afirmaciones de Petro contra Estados Unidos “constituyen un agravio” y que la descertificación no se dirige contra las instituciones colombianas, sino contra un gobierno que, según ellos, ha fracasado en su responsabilidad. Los partidos subrayaron la necesidad de medidas más severas contra el narcotráfico, incluyendo la erradicación de cultivos ilícitos y la priorización de la interdicción.
Sin embargo, la respuesta del jefe de Estado no se hizo esperar. Petro recordó que en sus tres años de mandato las Fuerzas Militares han mantenido su lealtad institucional y que los intentos de la oposición por apropiarse del respaldo a la tropa se han visto debilitados. “El comandante en jefe de nuestras Fuerzas Militares es el presidente de la República, y todas han mostrado compromiso con el país”, enfatizó, cuestionando lo que calificó como un discurso “patético” de quienes celebran la descertificación mientras exaltan la labor de la fuerza pública.
El mandatario también subrayó que la descertificación no es un ataque personal en su contra, sino una medida que impacta a toda la nación. “Los policías y militares que pierden la vida enfrentando el narcotráfico, alimentado por el consumo en Estados Unidos, lo hacen por un proyecto de país, no por un partido político”, manifestó Petro en un discurso transmitido en la Casa de Nariño. Con ello, reafirmó que la seguridad nacional trasciende cualquier disputa partidista.
Para el presidente, la decisión de Donald Trump responde más a una estrategia política en Estados Unidos que a una evaluación objetiva de los resultados de Colombia en la lucha contra las drogas. “El ataque está claramente orientado a debilitar a la izquierda de cara al 2026”, afirmó, añadiendo que su gobierno ha presentado cifras que demuestran avances en incautaciones, destrucción de laboratorios y extradiciones de narcotraficantes.
Por su parte, la oposición insistió en que la inacción del Ejecutivo ha permitido que los cultivos de coca se acerquen a las 300 mil hectáreas y que los grupos armados se fortalezcan ante la falta de respaldo estatal. Para los partidos firmantes, la seguridad y la institucionalidad requieren decisiones más firmes y un compromiso real de lucha contra las drogas. En ese sentido, aseguraron que la comunidad internacional debe seguir acompañando a Colombia en este propósito.
Petro replicó que la verdadera falla estructural está en la política antidrogas de Estados Unidos, al insistir en que la descertificación se convierte en un instrumento de presión y no en una solución al problema global. Recordó que el consumo de cocaína en el país norteamericano es el motor que alimenta el narcotráfico, y que sin atender la demanda interna cualquier estrategia resultará incompleta. “No aceptaremos imposiciones ni amenazas”, puntualizó.
En medio del cruce de acusaciones, el debate político se intensifica a menos de un año de las elecciones presidenciales de 2026. Mientras la oposición busca capitalizar la descertificación como prueba del “fracaso” de la administración Petro, el Gobierno sostiene que se trata de un ataque externo contra la soberanía nacional. La confrontación, marcada por acusaciones cruzadas y la defensa de la institucionalidad militar, anticipa un clima electoral cada vez más polarizado.