El presidente Gustavo Petro anunció el fin del diálogo con las disidencias de Iván Mordisco tras el retiro unilateral del grupo armado, motivado por la operación del gobierno para erradicar cultivos ilícitos en El Plateado, Cauca. Petro declaró que el Estado no permitirá más ejércitos privados financiados por el narcotráfico.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, confirmó este viernes el rompimiento oficial de la mesa de negociaciones con las disidencias de las FARC comandadas por Iván Mordisco, luego de que este grupo armado abandonara unilateralmente los diálogos de paz.
A través de su cuenta de X, antes Twitter, el mandatario explicó que la decisión del grupo insurgente se dio como respuesta a las operaciones del gobierno para iniciar el desmantelamiento de cultivos ilícitos en el corregimiento de El Plateado, en el municipio de Argelia, departamento del Cauca.
“El grupo olvidó que estaba sentado en una mesa de negociaciones. Decidieron levantarse cuando el gobierno cumplió su parte del acuerdo: despejar El Plateado y acabar con la economía ilegal que los sostiene”, escribió Petro, en un mensaje contundente.
El jefe de Estado aseguró que ese grupo armado ha perdido su poder territorial en la zona mencionada. “Hoy perdieron El Plateado y están a punto de perder todo el Micay. De allí no nos iremos”, afirmó el presidente, haciendo referencia a una zona estratégica del suroccidente colombiano.
En su declaración, Petro fue enfático en rechazar el control armado financiado por el narcotráfico. “En Colombia se acaban los ejércitos privados de los traquetos”, señaló, dejando claro que su gobierno no tolerará la existencia de organizaciones criminales que operan como brazos armados del narcotráfico.
La reacción en redes sociales no se hizo esperar. Algunos ciudadanos respaldaron la postura del presidente, mientras otros criticaron la estrategia de “Paz Total”, calificándola como un fracaso y señalando que ha permitido el rearme de grupos ilegales en varias regiones del país.
El corregimiento de El Plateado, enclavado en la cordillera Occidental y bañado por el cañón del Micay, ha sido históricamente un punto neurálgico para el narcotráfico y los grupos armados ilegales, debido a su difícil acceso y su estratégica ubicación geográfica.
En ese sentido, el operativo estatal en esta zona representa un importante paso del gobierno para retomar el control del territorio. Según fuentes oficiales, se mantendrá la presencia militar y de fuerzas especiales para garantizar la estabilidad y evitar el regreso de estos actores armados.
La ruptura del diálogo con las disidencias de Iván Mordisco supone un nuevo desafío para el plan de Paz Total, una de las apuestas centrales del gobierno Petro, que ahora deberá replantear su estrategia frente a los actores armados que se niegan a abandonar las economías ilegales.