En el sur del Tolima se realiza una reunión con delegados de cinco departamentos para exponer avances y retos de la Conexión Pacífico–Orinoquía, una vía de 1.490 km que busca unir a Colombia de costa a costa, impulsando competitividad y desarrollo económico.
El municipio de Planadas es hoy escenario de un encuentro clave para la socialización del megaproyecto Eje Vial Orinoco–Pacífico, también denominado Conexión Pacífico–Orinoquía (CPAO). Esta iniciativa busca integrar el territorio colombiano desde el puerto de Buenaventura, en el Pacífico, hasta Puerto Carreño, en el Vichada, con un corredor de 1.490 kilómetros que transformará la conectividad nacional.
La reunión contará con la presencia de delegaciones de cinco departamentos involucrados en el trazado: Valle del Cauca, Tolima, Huila, Meta y Vichada. Además, participarán veedurías ciudadanas que presentarán el estado actual de los estudios y avances técnicos, e invitarán a la comunidad planaduna a convertirse en aliada estratégica para gestionar la priorización del proyecto ante el Gobierno Nacional.
En el caso del sur del Tolima, el diseño prevé que la vía pase por la vereda La Esmeralda, conectando con el casco urbano de Planadas y posteriormente con las zonas de Bilbao y Bilbao–Herrera. Este tramo es visto como una oportunidad para dinamizar la economía local y mejorar el acceso a mercados nacionales e internacionales.
Actualmente, el corredor presenta diferentes niveles de avance. Por ejemplo, entre Huila y Meta aún restan por abrir 12 kilómetros, pavimentar 28 y ampliar otros 5. El presupuesto estimado para la totalidad del proyecto ronda los 25 billones de pesos, con una proyección de generación de hasta 250.000 empleos directos e indirectos y un impacto en la frontera agrícola de alrededor de 4 millones de hectáreas.
Entre los beneficios destacados se encuentra la reducción en un 27 % de los costos logísticos para transportar una tonelada de mercancía entre Buenaventura y Puerto Carreño. También se proyecta un impulso a la competitividad agroindustrial, especialmente en cultivos como arroz, soya y palma, así como en la ganadería, con potencial de exportación a mercados internacionales.
El CPAO no solo beneficiará a los departamentos directamente atravesados por el trazado, sino que impactará económicamente a 17 regiones del país, con una proyección de generación de riqueza adicional de 7 billones de pesos. El plan se enmarca en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el Plan Maestro de Transporte Intermodal 2015–2035.
Sin embargo, la ejecución enfrenta retos significativos. El trazado pasa por territorios habitados por comunidades indígenas como los Nasa, Sikuani, Tinigua, Pijao y Achagua, lo que obliga a garantizar el respeto por sus derechos culturales, territoriales y de subsistencia. Asimismo, existen desafíos ambientales, como licencias pendientes, riesgos geológicos y vulnerabilidad ante deslizamientos e inundaciones.
En el caso específico del tramo entre Huila y Meta, se estima una inversión adicional de 3.000 millones de pesos para completar obras críticas. Los asistentes al encuentro en Planadas coinciden en que el éxito del proyecto dependerá de la articulación entre gobierno, comunidades, veedurías y entidades internacionales, para que la promesa de desarrollo no se vea frenada por obstáculos técnicos o sociales.









