La reciente conformación de la lista a la Cámara de Representantes liderada por el exalcalde Andrés Hurtado ha generado debate en la opinión pública debido a la inclusión de figuras que anteriormente fueron férreos críticos suyos, lo que levanta cuestionamientos sobre coherencia política, lealtad y las prácticas del “todo vale” en la construcción de alianzas electorales en el Tolima.
La política regional en el Tolima ha entrado en un nuevo momento de debate tras la oficialización de la lista a la Cámara de Representantes que articula el exalcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, como uno de los principales líderes del proyecto para las elecciones legislativas de marzo de 2026. Hurtado, quien preside la coalición del Partido de la U que agrupa a varias colectividades para buscar representación en el Congreso, incluyó en su fórmula nombres que anteriormente se habían posicionado como críticos o antagonistas de su gestión, lo cual ha generado un intenso debate político y en redes sociales.
Dentro de la lista oficial inscrita ante la Registraduría, figura Didier Blanco, exgerente de la recién intervenida Unidad de Salud Intermedia (USI) de Ibagué, entidad que estuvo bajo fuertes cuestionamientos de gestión hace algunos años, y que en ocasiones fue objeto de debates públicos con Hurtado; sin embargo hoy integra la propuesta parlamentaria de este.
La inclusión de Blanco y de otros aspirantes que en el pasado se enfrentaron políticamente a Hurtado ha sido vista por algunos sectores del llamado “hurtadismo” como contradictoria, pues envía un mensaje de que quienes antes criticaron públicamente al exmandatario podrían hoy compartir objetivos electorales con él, poniendo en cuestión los valores de coherencia y lealtad política. La sensación de incoherencia se acentúa cuando las tensiones pasadas entre estos actores se hicieron públicas en debates y confrontaciones políticas de años recientes.
Este tipo de alianzas, frecuentes en escenarios electorales de alta competitividad, suelen justificarse desde la lógica del beneficio electoral y la construcción de mayor umbral de voto, pero también generan inquietud entre sectores ciudadanos y militantes sobre la fragmentación de las plataformas ideológicas. La movilización de antiguos contradictores políticos a filas de una misma lista ha intensificado la percepción de que, en ocasiones, el pragmatismo supera a los principios en la construcción de acuerdos.
Otro nombre que ha despertado comentarios es el de Joaquín Acosta, cuya trayectoria política reciente incluye liderazgo en movimientos locales y que en ciclos anteriores se posicionó como opositor a varias figuras políticas dominantes en Ibagué. Su acercamiento al proyecto de Hurtado para esta legislatura refleja, según analistas, la tendencia a articular grandes alianzas que superen las antiguas rivalidades con miras a fortalecer las opciones electorales del grupo.
Para muchos allegados al movimiento original del exalcalde, esta estrategia representa una paradoja: la misma lógica política que décadas atrás enfrentó a estos actores ahora los une con la esperanza de sumar votantes y ampliar la base de apoyo. Críticos de esta práctica sostienen que estas alianzas pueden erosionar la confianza ciudadana en la política, al dar la impresión de que las confrontaciones públicas solo eran tácticas coyunturales y no confrontaciones de fondo por ideas o propuestas.
La coyuntura nacional tampoco es ajena a este fenómeno, pues en múltiples regiones del país se observa cómo líderes de diferentes orígenes terminan convergiendo en proyectos comunes cuando la lógica electoral así lo exige, lo que alimenta el sentimiento de que la política se ha convertido en un escenario donde la lealtad y la coherencia a largo plazo a veces ceden ante la oportunidad de poder.
Mientras tanto, la lista inscrita por la coalición liderada por Andrés Hurtado —que incluye a Carolina Hurtado, María del Pilar Giraldo, Carlos David Ñuztes, Angélica Johanna Ortiz, Didier Blanco y Julio Roberto Vargas— se prepara para la disputa por curules en el Congreso, con la expectativa de consolidar una fuerza representativa en el Tolima, aunque algunos sectores críticos mantengan reservas sobre las implicaciones políticas de las alianzas forjadas.
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