Ante la imperiosa necesidad de decir la verdad, hoy nuevamente me toca, a título personal, tomarme esta editorial. Aclarando que, ni detrás de mí ni de mi equipo de redacción hay favores, intereses o caciques políticos manejando hilos editoriales, ni dando directrices para ocultar información; como tampoco nos favorecen monetariamente por decidir cuáles investigaciones ponemos a nuestros lectores en nuestro portal de internet. Esto lo hago desde mi propia convicción y con la importancia de decir la verdad, que es el espíritu que nos ha caracterizado durante más de seis años de existencia de LAOTRAVERDAD.CO como medio de información y comunicación de la ciudad.
Desde la fundación en 2018 de LAOTRAVERDAD.CO nos hemos caracterizado por llevar a la audiencia investigaciones rigurosas, con documentos y pruebas sobre las injusticias que nuestra “pobre humanidad agobiada y doliente”, como dicen las novenas de aguinaldo, ha tenido que sufrir por culpa de la corrupción de nuestros gobernantes y de quienes aspiran a serlo. Así será incluso hasta el final de mis días, y cuando la divina providencia me permita dirigir este proyecto, la única opción para los corruptos será pegarnos un tiro y silenciarnos quitándonos la vida, porque de resto no han podido silenciarnos, a pesar del acoso, la persecución judicial y las mil maneras que han encontrado para desacreditar nuestros nombres como personas y como medio de comunicación. Sin embargo, y a pesar de ello, diariamente, día tras noche, seguimos trabajando en silencio y con mucho respeto a esta profesión, que amamos y honramos cada vez que nos sentamos a escribir las líneas de texto que cada día ustedes, como audiencia, leen aquí.
Y en esa convicción de ejercer contrapoder, muy a nuestras expectativas, y con el ánimo de contar LA OTRA VERDAD DE LOS HECHOS, sin filtros ni tapujos; la ciudadanía demandaba transparencia de sus gobernantes y necesitaba conocer la idoneidad de sus aspirantes a cargos de elección popular. Bajo esa misma coyuntura electoral encontramos una grave denuncia que implicaba a “un aspirante de corriente alternativa a la Alcaldía de Ibagué”, corriente que en 2018 era conocida como “Colombia Humana”, la misma que el presidente Gustavo Petro fundó años atrás, también llamada “Movimiento Progresistas por Colombia”.
Bajo esta denuncia estaba alguien muy afectada: la señora Diana Mantilla; una mujer valiente, trabajadora, sencilla y amorosa con su familia, que veía con preocupación cómo ella y sus vecinos estaban a punto de perder su hogar, los frutos de años de trabajo y la dignidad de tener un techo donde pernoctar. Esto sería el génesis de una increíble investigación que destaparía una de las más sucias y nauseabundas estafas de vivienda de interés prioritario jamás conocidas en el departamento del Tolima.
El calvario de los propietarios de Balcones de Santa Cecilia
El calvario de los propietarios de Balcones de Santa Cecilia así se llamó la investigación que publiqué en LAOTRAVERDAD.CO en 2018, donde se detallaban los graves fallos de un proyecto de Vivienda de Interés Prioritario ejecutado por la empresa constructora Inversiones H&H, perteneciente, según el registro de la época en la Cámara de Comercio de Bogotá, a los señoresMarco Antonio Hincapié (hoy fuera del país), hijo del exmagistrado del CNE y actual presidente de Coljuegos, Marco Emilio Hincapié Ramírez, quien también figuraba como representante legal de dicha empresa junto a su hijo. Es decir, una empresa familiar o “famiempresa”.
La misma se había comprometido a entregar a cabalidad lo ofertado en sus folletos. Más de 160 familias de la ciudad de Ibagué confiaron en los Hincapié; tenían la gran ilusión de que sus apartamentos serían entregados de manera completa, con zonas comunes, parqueaderos, piscinas y demás espacios como estacionamientos para bicicletas y motocicletas, entre otros. Cuando fuimos a reportar el caso en 2018, lo prometido ni siquiera estaba construido: todo estaba sucio, en abandono y con una presentación deplorable. Los edificios tenían fallas estructurales tremendas y muy graves; la luz era compartida con las acometidas que usaban los obreros para encender sus mezcladoras de concreto, y se encontraba una caja de protección de conexiones eléctricas bastante deficiente, tanto que habían comentado que días antes había llovido en los apartamentos y que esta mala acometida eléctrica estaba ocasionando cortos circuitos. Entiendo que una de las personas perdió alguno de sus electrodomésticos después de este hecho, pues estos se quemaron por el impacto de la luz ese día. Estos hechos pueden corroborarse en el artículo El calvario de los propietarios de Balcones de Santa Cecilia, donde está anexado un video en el que pueden ver cómo se encontraban las instalaciones del proyecto de vivienda en ese tiempo.
Para 2019, la empresa había entrado en un proceso de liquidación, en el marco de también de varios incumplimientos que esta constructora había tenido con la fiduciaria del Banco Bancolombia. En ella se reportaban graves irregularidades en los procesos de titulación, ya que en muchos de los apartamentos adquiridos por varios propietarios se denunciaba que ese dinero, junto con el costo total del proyecto, jamás entró a la fiducia y jamás se reportó sobre los movimientos de esas negociaciones, a pesar de estar en un proceso de secuestro y congelamiento bancario por parte del interventor. En palabras castizas, vendieron apartamentos bajo la fachada de una empresa legalmente constituida, con el mismo nombre pero bajo otro registro mercantil, que no era una personería jurídica sino un RUT, es decir, una persona natural. Para hacer esta triquiñuela usaron el nombre de ‘Consorcio Inversiones H&H’, con el fin de dar una ‘credibilidad’ para admitir nuevos compradores y no perder la confianza ganada por la empresa.
Para 2020, aunque la constructora ya había cumplido con parte de lo ofertado en sus folletos, como zonas comunes, parqueaderos y piscinas, estos se encontraban con graves fallos estructurales: vigas mal fundidas, filtraciones de agua cada vez que llovía en los apartamentos, así como en los parqueaderos. Los edificios correspondientes a las torres 1 y 2 del proyecto presentaban una grave falla al notarse que entre cada edificación había un espacio de casi 30 centímetros. Según peritos expertos consultados por la comunidad, esto es una falla que “podría provocar una inestabilidad en la edificación, por lo que cualquier movimiento telúrico de la tierra podría derribarla por completo”.
Para 2021, casi a las puertas de las elecciones y en plena campaña presidencial, un juez de circuito de la ciudad de Ibagué decidió la suerte de los propietarios de Balcones de Santa Cecilia en torno a otra grave denuncia contra el proyecto. Esta vez quien interpondría la demanda sería el señor Norberto Vargas Celemín, dueño del lote donde se construyó el proyecto. El señor Celemín demandó a la Constructora Inversiones H&H por incumplimiento de contrato, pues parte del acuerdo de venta del lote consistía en entregarle al señor Celemín la terminación de diez apartamentos como pago del costo del terreno. Ante el poco cumplimiento y la falta de transparencia de la constructora, el señor Celemín decidió acudir a la justicia, que actuó a su favor ordenando el congelamiento de las cuentas bancarias de Inversiones H&H y la indemnización de mil millones de pesos por incumplimiento de contrato.
Para 2022, la situación era caótica para los propietarios de Balcones de Santa Cecilia: un juez de la República ordenó que las familias que habitaban allí debían ser reubicadas inmediatamente, ya que corrían un peligro sustancial que incluyó el secuestro y desalojo de más de 30 apartamentos. Muchas familias (en su mayoría conformadas por personas de la tercera edad) tuvieron que ser desalojadas de sus propias viviendas; muchos de ellos hoy se encuentran sin techo, viviendo en arriendo o con familiares, a pesar de haber pagado en su totalidad por sus apartamentos.
Para 2023, la señora Diana Mantilla denunció ante un consejo comunitario, presidido por la Alcaldía de Ibagué, las graves fallas del proyecto, el peligro inminente y la gravedad del problema. Tanto así que hizo una comparación muy válida, al afirmar textualmente que este proyecto “podría ser un caso similar al edificio Space en Medellín”. En el artículo Denuncian al nuevo presidente de Coljuegos por presunta estafa en constructora de viviendas VIP pueden ver la intervención de la señora Mantilla en un video anexo.
Para 2024, a pesar de las múltiples denuncias de este caso, el señor presidente Gustavo Petro, junto con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, nombraron al señor Marco Emilio Hincapié como nuevo presidente de Coljuegos. Esto con el fin de apoderarse de manera voraz del manejo rentístico y de los juegos de azar del país. A su llegada, Hincapié barrió con el manual de funciones y colocó a su antojo a sus fichas; sacó a personas técnicas que durante años habían servido a la entidad y empezó a impulsar a sus allegados, quienes en su nuevo puesto de trabajo se encargaron de hacerles la vida imposible a los sindicalizados de esta institución. También denunciamos estos hechos en un programa de radio, donde la líder sindical de esta entidad nos contó en vivo las arbitrariedades de Hincapié.
Para ese entonces, nosotros ya habíamos publicado varias investigaciones del señor Marco Emilio Hincapié, relacionadas con sus estafas, procesos con Inversiones H&H, su muy comentado polémico nombramiento en la entidad. Cabe resaltar que, un día antes de conocerse el nombramiento, ya se había revelado que él tenía procesos pendientes con su “famiempresa”, pues esta se encontraba liquidada. Pueden ampliar esta información en el artículo Representante legal de Inversiones H&H Marco E. Hincapié ahora es presidente de Coljuegos, donde comentábamos las irregularidades jurídicas. Incluso, la misma alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, tuvo la valentía de increpar a Marco Hincapié Jr. (otro de sus hijos, dedicado a la política) —al entonces candidato a la Alcaldía de Ibagué— “sobre las supuestas estafas a familias del sector del barrio El Salado”. Marco Hincapié, visiblemente molesto, no contestó con claridad, aduciendo que “no se dedicaba a construir sino a servir”, dando a entender que él no tenía que ver con los negocios de su padre, aunque sí mostraba una molestia iracunda, casi de querer matar con la mirada a alguien. En este artículo también damos un contexto amplio de este debate televisado por Pyc Televisión y la emisora La Voz del Pueblo: ¿No le gustó la pregunta? Candidato del Pacto Histórico a Alcaldía de Ibagué evade pregunta de estafas de su padre.
A lo que voy con esta misiva es lo increíble, impensado e inesperado, pero ya agotada, fe de esperanza que tenía en el presidente del país. Por un momento creí que el presidente Petro tenía un cerco que no le permitía que se le transmitiese información o relación alguna con sus funcionarios o empleados. Otras veces pensé que quizá el señor presidente tendría una agenda muy distinta a la de sus ministros en el país. Pero lo que me di cuenta hoy es que usted, señor presidente, en su cinismo y arrogancia, es un mitómano de primera (aclaro: es una opinión personal, no corresponde a la línea editorial del medio esta afirmación). Hoy lo puedo comprobar con algo muy simple, señor presidente: el desinterés suyo por la periferia. Usted solo recibe la información que Laura Sarabia le filtra cuidadosamente; no hay comunicación alguna de parte suya desde el despacho de la Presidencia, ni de la dependencia de PQRS de la misma, o simplemente hay una negligencia en los trámites de correspondencia. Yo mismo radiqué quejas ante las ventanillas virtuales —es de conocimiento público estas quejas en la plataforma virtual de presidencia.gov.co— no solamente yo, también lo hizo la señora Diana Mantilla, en varias fechas, donde muchas veces lo que hacían era correr traslado a la Secretaría de Gobierno, liderada por el pedante secretario de la época, el señor Milton Restrepo.
Usted, en la entrevista que dio en el programa del señor Alejandro Riaño con su personaje de “Juanpis González” —donde él mismo le preguntó: “¿Marquito, qué? ¿es otro pobre funcionario como Morris que se la montan? toca llamarlo ‘pobre Marquito’?”— respondió que “muchas veces usan este tipo de información para dañar políticamente”. Mientras el humorista insistía y le decía “no se vaya a otro tiempo, que nos cuente lo del 2016”, usted manifestó que “a cada persona hay que examinarla de manera individual, y en otra hay que ponerle el foco”. Quiero decirle, señor presidente, que mi paso por la política ha sido fugaz; que nunca, cuando estuve inmerso en la política, mi interés fue otro que ayudar a las personas, como me lo enseñó mi padre en la política, como lo fue el señor Hugo Zárrate, un hombre al que considero honorable y ético, mismo al que usted dejó solo, sin visitarlo cuando estaba convaleciente, postrado en una vieja cama y a punto de morir. Usted y el ministro de Salud, el señor Guillermo Alfonso Jaramillo quienes vociferaban ser sus amigos, solo fueron a verlo el día de su funeral en la Catedral de Ibagué. Lo señalo porque ese día intenté acercarme para comentarle esta denuncia, pero sus escoltas no me permitieron acercarme; uno de ellos casi me rompe el cuello, y finalmente no me dejaron ingresar al recinto.
La última vez que intenté contactarle fue cuando usted vino a firmar el Pacto de Chicoral. Este se vería también empañado por varias palabras polémicas suyas, que usted disfraza como verdad, pero en este ámbito no me referiré a ellas. Intenté buscarle cuando partía; entre los funcionarios, muchos me decían que usted tenía un itinerario que debía cumplirse a cabalidad, por lo que, una vez intervenido, se debía marchar del Municipio del Espinal. A pesar de mi intento de buscar una audiencia con usted, también fue infructuoso, ya que no hicieron transmitir una misiva que le había hecho llegar yo, en manos de según el mismo joven que me antendió donde ajudo ser su secretario personal.
Por lo que puedo decir es que quien hizo esta denuncia en 2018 fui yo. Incluso la señora Mantilla puede desmentirme: ella llamó a varios periodistas de renombre, como Mauricio Vargas, Héctor Sánchez y Rubén Darío Correa, entre otros, para ver si se interesaban por el caso, y el único que acudió a la cita fui yo y mi teléfono celular, viejo y destartalado.
Que mi interés siempre es y será servir a las comunidades que no tienen voz; que, como mencioné al inicio de este escrito, no tengo padrino político, no formo parte de ningún “clan político” y que la denuncia la hice yo con mis propios medios desde 2018, con una computadora vieja y destartalada que aún sigo usando. Después de ello, varios medios se interesaron y replicaron la información; más tarde, con sus evoluciones informativas, muchos medios la cubrieron, hasta desencadenar la pregunta del señor Alejandro Riaño, en su personaje de Juanpis González, sobre el señor Marco Emilio Hincapié.
Entonces, en lo que a mí concierne, usted sí sabía del talante del señor Hincapié, sabía de su actuar desde 2018 y sabía lo que había pasado con el proyecto de Balcones de Santa Cecilia; solo que quiso hacerse el de la vista gorda y hacer oídos sordos al tema. Es inadmisible que, desde 2018, usted no conozca la trayectoria de los funcionarios que nombra y de aquellos con los que dice haber compartido más de 30 años de “lucha revolucionaria”. Usted alega conocer a sus amigos, pero no sabe de sus actos.
Yo personalmente también he sido víctima de la familia Hincapié. Sufrí persecución laboral en mi contrato como funcionario en la Alcaldía de Guillermo Alfonso Jaramillo: enviaron panfletos a mi casa advirtiendo que me “pise rápido de la ciudad” y tuvieron la osadía de enviar una corona fúnebre a mi domicilio con mi nombre, con el fin de amenazar mi vida. La tragedia pudo ser peor, pues mi madre fue quien la recibió; casi fallece, ya que tuvo que resistir dos preinfartos por tan aberrante hecho.
Esto también puede ser corroborado con el artículo realizado por el laboratorio de medios CrossMedia Lab de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, llamado Hostigamiento a la prensa independiente, una amenaza que no cesa, donde comentamos nuestro caso.
A lo que voy, señor presidente, es que usted no ha querido ponerle ojo al asunto hasta que explote y no ha hecho posible que estas personas puedan solucionar su problema, solo porque el señor Hincapié es su amigo personal. Usted, señor presidente, ni su amigo Hincapié están por encima de la ley y la justicia, ni del escrutinio de los medios. Los medios independientes y alternativos lo acompañamos, y muchas veces nos ha echado al olvido. Mientras usted está rodeado de gente como Hincapié, Benedetti, Sarabia y otros personajes, su imagen y su gobierno se desmorona, sin encontrar más que incertidumbre. Por lo tanto, le propongo una solución pragmática: usted acceda a atendernos en el Palacio de Nariño a mí y a las más de 160 familias de Balcones de Santa Cecilia. Allí le mostraremos, con pruebas, hechos conservados, denuncias, fotos, videos, certificaciones y demás, el caso completo y total de Balcones de Santa Cecilia. Si estoy mintiendo y algo de lo expuesto resulta ser descubierto, le pido que me imponga la mayor sanción posible que se le pueda imponer a un ciudadano colombiano, tanto en materia penal como judicial. Si, por el contrario, decimos la verdad, que muchos tenemos cómo demostrar; comprométase a llevar a los estrados judiciales a Marco Emilio Hincapié, actual presidente de Coljuegos, y a presionar a las entidades judiciales para que hagan justicia por esta estafa, y a reparar a las más de 160 familias de Balcones de Santa Cecilia con el retorno total y completo de sus apartamentos.
Si, por el contrario de esta misiva, usted decide ignorarla y no actuar, lo haré responsable a usted, señor presidente; al señor Marco Emilio Hincapié, presidente de Coljuegos; al señor Marco Antonio Hincapié, hijo del presidente de Coljuegos; y a toda su familia, de la seguridad de mi familia, de mi equipo de trabajo, de mi medio de comunicación y de las 160 familias de Balcones de Santa Cecilia, en el barrio El Salado de la ciudad de Ibagué.
CAMILO ANDRÉS GUZMÁN
Fundador de LAOTRAVERDAD.CO
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