Edgar Romero Macías, Segundo Vicepresidente de FECODE
El pasado miércoles 14 de mayo, el Senado de la República hundió la Consulta Popular con una apretada votación, que sembró un manto de dudas sobre un fraude evidente y varias preguntas sobre traiciones en los acuerdos entre los sectores o lo más inesperado desde la propia militancia del gobierno del cambio.
La pregunta es: ¿Por qué el cambio de estrategia del gobierno o de una parte del mismo, de aceptar la apelación y unirse con opositores, para revivir la reforma laboral en el Congreso de la República? Sabiendo de los tiempos estrechos, el contenido diferente de la propuesta y la poca confianza de esos sectores, que se favorecen de contratos, puestos gubernamentales, pero que no votan las reformas sociales que beneficiarán al pueblo, una doble moral conducta ya conocida en lo que va de estos tres años de gobierno.
O se pecó por ingenuos o se traicionó la causa. Debió mantenerse la apuesta dura de una reforma con naturaleza en la consulta popular. Este cambio de estrategia dio lugar a que en fracción de minutos la astucia, la maña y el fraude de un viejo zorro, hoy presidente del Senado, el señor Efraín Cepeda, se orquestara.
En fracción de segundos al ver la poca diferencia a favor y a falta de algunos integrantes que habían podido cambiar el resultado y la aprobación de la consulta, cerró la votación sin previo aviso, como lo establece el reglamento, violándolo ante los ojos del país. Esta conducta ya se torna natural y venerada por muchos en este recinto de la democracia.
Del hecho también nos debe llamar la atención: ¿Cómo senadores y senadoras afines al gobierno, sabiendo la trascendencia de la decisión a tomar, del interés nacional por la aprobación de la consulta, se salieron o no fueron a la sesión? ¿Qué fue lo que pasó? Traición, descuido o ingenuidad? Los tres comportamientos son reprochables y graves para la causa que estaba en juego, no era una votación cualquiera, era de una inmensa responsabilidad con el país y con el proyecto político del cambio.
¿Qué sigue ahora después de un nuevo desengaño de 49 congresistas que nuevamente dan la espalda al pueblo? Creo que el ejecutivo y el soberano deben mantener la sinergia y mantener la intensidad de la movilización, así lo ha expresado el Presidente de la República con el fin de lograr que el contenido de la reforma laboral con sus doce preguntas y su esencia inicial se mantenga, tanto en el escenario del Congreso antes del 20 de junio o en el escenario de una nueva radicación de la consulta el 20 de julio.
En mi opinión, con las nuevas reglas de juego y realidades, la movilización nacional debe lograr una reforma digna en ambos escenarios para que con cara y sello gane el país, los trabajadores, el gobierno, los senadores que la aprueben y el pueblo que ganará soberanía para lo sucesivo. Así las cosas, el hecho del miércoles fue una derrota con sabor a victoria.
De igual forma, se debe impulsar la iniciativa de participación en cabildos abiertos en todo el país, debemos participar activamente en ellos, empezando por el que tiene lugar en Barranquilla en la semana que comienza. Delegaciones del departamento del Atlántico y de la costa caribe deben llegar para hacer presencia en el mismo.
La cumbre social y política que se realizó en Bogotá en la mañana del lunes 19 de mayo, seguramente trazará acciones de movilizaciones masivas y contundentes en todo el país.
Lo positivo de este singular hecho político es el despertar de muchos que ya se rebelaron a sectores de la oligarquía colombiana y de las élites políticas tradicionales arrogantes y torpes, que siguen creyendo manejar el país como su propia finca. Este periodo histórico exige un pueblo protagonista de su propio destino, que sin pensarlo se hace generador de su propio cambio, rechazando formas de gobernar mezquinas por otras libres, soberanas y dignas.
Estamos asistiendo al levantamiento de la población que están haciendo frente a la injusticia, que no son indiferentes y que movilizados pueden rescatar democracia y otras formas de gobernanza. Todo está por verse, pero que hay reforma la hay porque la hay. El pueblo es superior a sus dirigentes, es la hora del pueblo.