El derecho de las cosas es que quien pregona la paz total, la defensa de un Acuerdo de Paz con las Farc, la labor de la Comisión de la Verdad y la Memoria Histórica de nuestra sangriento conflicto, reconozca que fueron sujetos ligados al hampa como Márquez o Santrich quienes nos hicieron un “entrampamiento” a todos los colombianos, al Estado, a los países garantes del acuerdo y sobre todo a las víctimas, porque antepusieron su ego, el poder de las armas y los dólares a borbotones producto del narcotráfico, a la paz que apostamos los colombianos.
Ellos sí “entramparon” e hicieron conejo a sus propios compañeros combatientes, los históricos y las nuevas generaciones de subversivos; ellos calculadamente se burlaron de todos al participar de los diálogos, las mesas, las discusiones, la redacción de los documentos, para luego no dejar las armas ni continuar por la vía de la legalidad, de la discusión democrática y del fortalecimiento del acuerdo que aunque incompleto e imperfecto, sí es un buen comienzo. Por el contrario, debería vicepresidenta reconocer la actitud de ese señor Timochenko –al que no conozco ni admiro, pero sí le reconozco que cumplió su palabra- y la de todos los demás que sin inventar supuestos “entrampamientos” sí dejaron las armas y ayudan a construir la paz de verdad en los territorios del país.
Es altamente irresponsable salir con esas hechizas hipótesis que pueden desanimar a los miles de excombatientes de esa guerrilla, quienes creyeron que era posible otro camino para cambiar las cosas y sobre todo expusieron su vida -la sagrada vida vicepresidenta, por si no lo ha entendido- y depusieron las armas, iniciaron un camino tortuoso pero altamente digno; recompusieron o iniciaron hogares, proyectos e ideales, para que usted ahora los ponga al nivel de que entonces casi que se equivocaron al cumplir o que su esfuerzo no sirvió de nada, porque pobrecitos Santrich y Márquez “víctimas” de un supuesto “entrampamiento”; pero los demás que sí acataron el acuerdo no se dieron cuenta de ello y los dejaron solitos con sus milloncitos de dólares y sus armas, pero en la más completa insolidaridad grupal.
Igual, es peligroso para la estabilidad de un gobierno de izquierda o progresista que llega al poder por primera vez en la historia de Colombia y que hace un esfuerzo enorme en cumplir por fin con lo acordado con esa guerrilla para cimentar la convivencia tranquila y frenar las inequidades sociales, especialmente en el campo colombiano, que sea la segunda autoridad política de la nación quien saque de la manga teorías como para lavar la cara mezquina de esos personajes.
Así no vicepresidenta Francia Márquez, usted representa a todo un país gracias a la confianza que millones le dimos en las urnas, por lo cual le queda mal la actitud aupadora de figuras siniestras que tanto daño han hecho a millones de compatriotas. Claro, si la información de las propias autoridades -a la cual usted debe tener acceso por su cargo-, le da razones incontrovertibles de que a esos dos mañosos personajes se les “engañó” como a niños con trucos de magia, pues su deber es exponer las pruebas para la investigación debida y esclarecer los hechos y la verdad. Porque de lo contrario esto parece un mandado sin sentido. Con sentimientos de aprecio. Yo.
¡Ah! y en cosas sí ciertas y verdaderas un besote, abrazo cordial y admiración total a nuestra Selección Colombia femenina de fútbol Sub-17 por darnos tanta alegría y ser referente histórico en el deporte nacional.