En la mañana de este miércoles 27 de noviembre, un temblor de magnitud 3.1 fue reportado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC) con epicentro en el municipio de Piedras, Tolima. El evento sísmico ocurrió a las 6:49 a. m. y, aunque de baja intensidad, fue percibido por algunos ciudadanos en Ibagué y otras localidades cercanas.
De acuerdo con el informe oficial del SGC, el sismo tuvo una profundidad superficial, menor a 30 kilómetros, lo cual incrementa la percepción del movimiento en las áreas próximas al epicentro. Sus coordenadas exactas fueron latitud 4.44 y longitud 79.93, a 12 kilómetros del municipio de Nariño, Cundinamarca.
Los ciudadanos de Ibagué y Piedras indicaron a través de redes sociales que sintieron una leve vibración que no causó pánico, pero sí generó inquietud. “Sentimos un ligero movimiento, pero no pasó a mayores”, comentó un residente de la capital tolimense.
El Servicio Geológico Colombiano instó a la población a reportar sus experiencias a través de la plataforma “¿Sintió este sismo?”, con el objetivo de recopilar información que permita analizar la percepción y el impacto del evento en las comunidades.
A pesar de su baja magnitud, este tipo de eventos recuerda la importancia de estar preparados ante posibles emergencias. El departamento del Tolima está ubicado en una zona con actividad sísmica moderada, por lo que es fundamental que los ciudadanos adopten medidas de prevención y conozcan los protocolos de seguridad.
En los últimos meses, la región ha registrado movimientos telúricos menores como parte de la actividad tectónica en el centro del país. Sin embargo, no se han reportado daños estructurales ni personas afectadas por estos temblores.
El Sistema Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (SNGRD) recomendó revisar constantemente las condiciones de las edificaciones y tener listas mochilas de emergencia con insumos básicos, como agua, alimentos no perecederos, linternas y medicamentos.
Con el monitoreo continuo del SGC y la cooperación de la ciudadanía, las autoridades buscan garantizar la seguridad y el bienestar en eventos futuros de mayor magnitud. Este tipo de reportes permite a los organismos fortalecer la vigilancia sísmica en el país y promover la resiliencia en las comunidades.