El presidente estadounidense Donald J. Trump acusó este domingo al mandatario colombiano Gustavo Petro de ser “un líder del narcotráfico” y anunció la suspensión de pagos y subsidios de EE.UU. a Colombia, en una escalada de tensión diplomática entre ambos países.
La relación bilateral entre Colombia y los Estados Unidos vivió este domingo un momento de máxima tensión cuando el presidente estadounidense Donald J. Trump lanzó una contundente acusación contra el presidente colombiano Gustavo Petro, calificándolo de “líder ilegal del narcotráfico” y responsabilizándolo por promover una producción masiva de drogas con destino al mercado estadounidense.
Trump no se detuvo en las palabras: anunció la terminación inmediata de “pagos a gran escala y subsidios” que EE.UU. había otorgado a Colombia, argumentando que dichos recursos financiaban un “trato engañoso para América” mientras el país sudamericano no cumplía con las obligaciones en materia antidrogas.
La acusación se produce en un contexto sensible, donde Colombia había sido por décadas un aliado importante en la estrategia antidrogas de Washington, pero ahora enfrenta una nueva forma de señalamiento público: la “descertificación” como socio fiable en la lucha contra el narcotráfico.
En respuesta, fuentes colombianas señalaron que la embajada en Washington aún no había emitido un pronunciamiento oficial sobre la imputación, mientras que desde la Casa Blanca remitieron cualquier consulta a los canales de prensa del gobierno estadounidense.
La acusación está ligada, además, a recientes operaciones militares de EE.UU. en el Caribe contra embarcaciones supuestamente vinculadas al tráfico de drogas, algunas de las cuales, según Petro, incluían ciudadanos colombianos. Esto ha agravado las diferencias en materia de política antidrogas entre ambos gobiernos.
Analistas advierten que esta alteración en la relación bilateral podría tener implicaciones en la ayuda financiera, en los mecanismos de cooperación de seguridad y en la confianza en los compromisos compartidos, especialmente en vísperas de la elección presidencial colombiana de 2026.
Mientras tanto, en Colombia ya se pronostica que el episodio será aprovechado por corrientes políticas opositoras al gobierno de Petro para cuestionar su política antidrogas, que según EE.UU. estaría en “máximo incumplimiento”.
En conclusión, la acusación pública de Trump no sólo marca un giro en la retórica diplomática sino que pone en evidencia una tensión profunda entre dos países que, hasta hace poco, compartían una alianza estratégica en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. La próxima fase será cómo Colombia responda y si esto desencadena nuevas medidas o un intento de diálogo urgente.









