Habitantes de la vereda Pico de Oro, en el Cañón del Combeima, denuncian que tras un año del colapso del puente vehicular y peatonal no se han realizado estudios, diseños ni obras para su reconstrucción. Más de 150 familias siguen incomunicadas y desplazándose por rutas alternas de hasta dos horas.
El 9 de mayo de 2024 colapsó el puente peatonal y vehicular del sector de la vereda Pico de Oro, en la zona rural de Ibagué. A un año de este hecho, los habitantes continúan sin una solución por parte de las autoridades locales y departamentales, según lo denunció Anderson Solórzano, presidente de la Junta de Acción Comunal del sector.
“El puente se cayó y ahí quedó. Una parte de la estructura todavía está sobre la margen del río. Desde entonces solo hemos escuchado promesas, reuniones y desinformación. Nadie ha hecho nada”, aseguró el líder comunal, quien lamenta que no se haya avanzado ni siquiera en estudios técnicos.
Solórzano indicó que, pese a haberse mencionado el inicio de estudios y diseños para una nueva estructura, no existe evidencia alguna de avances ni presencia institucional en el sector. La comunidad ha tenido que improvisar un puente provisional de madera para sortear las crecientes del río y mantener una conexión mínima.
“Nos dijeron que harían un estudio técnico, pero todo quedó en palabras. También se había mencionado apoyo para algunas viviendas que resultaron afectadas por la caída del puente, pero tampoco ha llegado ayuda de ningún tipo”, afirmó el representante comunal.
La falta del puente ha generado graves afectaciones en la movilidad y calidad de vida de los habitantes de la vereda Pico de Oro y otras comunidades cercanas. Según Solórzano, más de 150 familias deben dar una vuelta de dos horas por Valle Escondido, cuando antes podían llegar a sus destinos en tan solo 45 minutos.
La situación no solo afecta el transporte de personas, sino también el traslado de productos agrícolas, acceso a servicios médicos y la asistencia de niños y jóvenes a sus centros educativos, lo cual agrava las condiciones de ruralidad de la zona.
Desde la comunidad aseguran que han realizado múltiples llamados a la Alcaldía de Ibagué y a la Gobernación del Tolima, sin obtener respuesta clara. La incertidumbre crece al no haber una fecha estimada para el inicio de obras, lo que deja a la población expuesta a nuevas emergencias y aislamiento.
“Seguimos esperando que alguien nos escuche y actúe. Este puente no es un lujo, es una necesidad urgente para todos los que vivimos en este sector del Cañón del Combeima”, concluyó Solórzano, quien exige atención inmediata para evitar que la emergencia se agrave aún más.