Mujeres contratadas para apoyar las jornadas de vacunación aseguran que la EPS indígena Pijaos Salud les adeuda los pagos de agosto y septiembre y denuncian burlas y maltrato al intentar reclamar su salario. La entidad no ha emitido pronunciamiento oficial.
Un grupo de vacunadoras contratadas por la EPS indígena Pijaos Salud denunció públicamente que la entidad no les ha pagado por las jornadas realizadas en diferentes barrios de Ibagué durante los meses de agosto y septiembre. Las trabajadoras afirman que, además de los retrasos, han sido víctimas de burlas y tratos irrespetuosos por parte del área contable cuando intentan exigir el cumplimiento de sus pagos.
Según los testimonios recopilados, la situación ha generado un profundo malestar entre las trabajadoras, varias de las cuales han decidido renunciar ante la falta de respuestas concretas. “Nos pagan el 15 o el 20 del mes vencido, pero ya llevamos dos meses sin ver un peso. Cada vez que llamamos, dicen que no hay plata o que toca esperar”, señaló una de las afectadas, quien pidió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.
Las mujeres aseguran que las comunicaciones con la EPS se han vuelto un calvario. Relatan que las llamadas no son atendidas o, cuando logran comunicarse, son objeto de comentarios burlones. “Una vez le respondieron a una compañera con risas de fondo. Eso no se le hace a nadie. Una trabaja por necesidad y con hijos que mantener”, expresó una madre cabeza de familia, visiblemente afectada por la situación.
EL OLFATO tuvo acceso a un audio en el que una funcionaria del área contable de Pijaos Salud reconoce que los documentos ya fueron enviados al área de pagos, pero evita precisar una fecha exacta para la transferencia. “Eso ya depende totalmente de ellos realizar la transferencia”, se le escucha decir, en un tono que refleja evasión y desinterés frente a la problemática.
Las denunciantes indican que llevan más de 60 días esperando el desembolso, sin recibir ninguna comunicación oficial de parte de la entidad. “Dicen que no tienen plata, pero uno ve que para otras cosas sí hay recursos. He ido varias veces a las oficinas y siempre dicen que la encargada está ocupada. Se tiran la pelota entre ellos”, manifestó una de las trabajadoras, cansada de la incertidumbre.
El trabajo de las vacunadoras consiste en recorrer los barrios de Ibagué casa a casa, promoviendo la inmunización en comunidades vulnerables. Sin embargo, aseguran que las jornadas se desarrollan en condiciones precarias y con escaso apoyo logístico. “Nos toca poner transporte, almuerzo y todo lo necesario. Encima de eso, no pagan. Es injusto que una EPS indígena, que debe proteger la salud, trate así a su gente”, afirmó una de las denunciantes.
El incumplimiento en los pagos no solo afecta el sustento de las trabajadoras, sino también el desarrollo de las campañas de vacunación, esenciales para la prevención de enfermedades en sectores populares. Varias de las afectadas aseguran que la falta de remuneración ha puesto en riesgo la continuidad de las jornadas en curso.