El colapso del puente que une La Camelia y Verdún agravó la emergencia invernal en Anzoátegui. La comunidad de Río Frío completa más de ocho días aislada y denuncia ausencia de maquinaria y apoyo institucional para atender la crisis.
La creciente del Río Frío destruyó por completo el puente que conecta las veredas La Camelia y Verdún, en el municipio de Anzoátegui, generando una emergencia que mantiene incomunicadas a decenas de familias en esta zona rural del norte del Tolima. La estructura colapsó tras las fuertes lluvias de los últimos días, que elevaron el caudal del afluente y arrasaron con la base del puente, impidiendo el tránsito de personas, animales y vehículos. El daño afecta la movilidad, la economía campesina y actividades comunitarias que dependen de este corredor.
La comunidad reportó que la creciente fue tan violenta que arrastró madera, rocas y sedimentos, debilitando en minutos la única vía de conexión entre ambas veredas. Los habitantes aseguran que la emergencia tomó por sorpresa a los productores agrícolas, quienes ahora deben caminar largas distancias por trochas improvisadas para intentar salir hacia el casco urbano. La preocupación aumenta porque persisten las lluvias y temen nuevos deslizamientos que puedan agravar la situación.
En paralelo, la vereda Río Frío completa más de ocho días aislada y sin atención institucional, según denuncian los residentes. Pese a que desde la Alcaldía de Anzoátegui se han anunciado acompañamientos y recorridos en otras zonas, los habitantes afirman que ninguna comisión de Gestión del Riesgo ha llegado al lugar para evaluar daños, establecer rutas alternas o apoyar la rehabilitación de la vía. La ausencia de respuesta oficial mantiene en incertidumbre a decenas de familias que dependen del paso para abastecerse.
Los campesinos explican que la incomunicación ya afecta la disponibilidad de alimentos, el transporte de productos agrícolas y la movilidad de estudiantes y adultos mayores. Algunos han intentado habilitar un paso provisional con herramientas manuales, pero los deslizamientos y la acumulación de material hacen imposible reabrir la vía sin maquinaria amarilla. Las lluvias siguen generando barreras naturales, lo que incrementa el riesgo para quienes intentan cruzar a pie o por caminos alternos.
Entre los testimonios, resalta el de Don Chucho, agricultor de la zona, quien relató que las familias han tenido que enfrentar solas la emergencia, retirando escombros con palas y machetes mientras esperan asistencia técnica. Su relato refleja la preocupación generalizada: Río Frío se siente olvidada en plena temporada invernal, pese a ser una de las áreas más afectadas por las precipitaciones. Para él y otros campesinos, la prioridad es recuperar la movilidad antes de que el aislamiento provoque una crisis mayor.
Líderes comunitarios advierten que la situación podría empeorar si no se interviene con prontitud, especialmente porque el pronóstico meteorológico indica que persistirán las lluvias en el norte del Tolima. Solicitan la presencia urgente de la Alcaldía, la Gobernación del Tolima y organismos de Gestión del Riesgo para evaluar el estado del terreno y determinar acciones inmediatas. Además, insisten en la necesidad de reconstruir el puente o implementar pasos provisionales seguros.
Las autoridades locales informaron que están revisando la situación general del municipio y coordinando operativos para atender los sectores más afectados. Sin embargo, la comunidad pide priorizar a La Camelia, Verdún y Río Frío, dado que el aislamiento prolongado compromete la salud, la seguridad y el abastecimiento de la población. También solicitaron la presencia de maquinaria pesada que permita remover sedimentos y habilitar una vía de evacuación.
Mientras continúan las lluvias en Anzoátegui, los habitantes esperan que la emergencia sea atendida con celeridad para evitar nuevas afectaciones. La destrucción del puente y el aislamiento de Río Frío se han convertido en un llamado urgente a reforzar las acciones de prevención y respuesta ante desastres naturales. La comunidad insiste en que la solución no puede seguir postergándose, porque cada día sin acceso dificulta más la vida en las veredas y aumenta el riesgo para quienes dependen de esta vía rural.





