En la madrugada de este lunes, el Gobierno colombiano logró apaciguar la tensión diplomática con Estados Unidos tras la controversia generada por el presidente Gustavo Petro en la red social X. El conflicto surgió luego de que Petro rechazara públicamente la llegada de aviones militares con colombianos deportados, lo que llevó a la cancelación de dos vuelos programados desde EE. UU.
Ante la crisis, el canciller Luis Gilberto Murillo y el embajador en Washington, Daniel García Peña, iniciaron una serie de diálogos con la Casa Blanca y líderes republicanos para encontrar una solución. Durante varias horas de negociaciones, el gobierno colombiano aceptó retomar el procedimiento de deportaciones, aclarando las condiciones en las que se recibirán los connacionales.
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El gobierno de Petro se vio obligado a flexibilizar su postura y aceptar la llegada de los aviones militares, un procedimiento que ha sido habitual en administraciones anteriores. Según cifras oficiales, durante la administración Biden se realizaron más de 14,000 deportaciones de colombianos en 2024, aunque sin la notoriedad mediática que adquirió este caso reciente.
El episodio generó un intenso debate en redes sociales, donde algunos líderes de opinión criticaron la forma en que el presidente manejó la situación, sugiriendo que su reacción impulsiva pudo haber escalado innecesariamente la crisis. Frases como “¡Que le quiten el celular a Petro!” se viralizaron entre usuarios que cuestionaron su comunicación en redes.
Finalmente, el acuerdo entre ambos gobiernos establece que las deportaciones en aviones militares continuarán, pero con garantías de respeto a los derechos humanos. Colombia recibirá a los deportados siempre y cuando se compruebe que tienen antecedentes judiciales o representan un riesgo para la seguridad en EE. UU. De lo contrario, se exigirá la revisión de cada caso bajo criterios de libre tránsito o permanencia.
Este episodio marca un precedente en las relaciones diplomáticas entre Colombia y EE. UU. en el inicio del 2025, en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias tras la victoria de Donald Trump. En su campaña, el expresidente republicano prometió priorizar la deportación de personas con antecedentes criminales, una postura que ahora influye en la política exterior con América Latina.
Con este nuevo acuerdo, se espera que las tensiones entre Bogotá y Washington se reduzcan, aunque expertos advierten que el gobierno Petro deberá manejar con mayor cautela sus posiciones frente a temas sensibles como la migración y la cooperación bilateral.