Efraín Valencia, presidente de los gremios económicos del Tolima, aplaudió el levantamiento del paro arrocero que afectaba la región, aunque señaló que los problemas estructurales del sector persisten y podrían provocar nuevas protestas si no se cumplen los acuerdos pactados.
Luego de varios días de bloqueo y tensiones en distintas zonas productoras del país, el paro arrocero fue levantado tras llegar a siete acuerdos con el Gobierno Nacional. La noticia fue bien recibida por los gremios económicos del Tolima, pero también dejó sobre la mesa una advertencia: la crisis del sector arrocero no ha sido resuelta.
Efraín Valencia, presidente de los gremios económicos del Tolima, expresó su alivio por el fin de las protestas que, según explicó, ya estaban generando efectos adversos en la economía regional, especialmente en sectores como el transporte, la logística y el abastecimiento.
“Afortunadamente se logró levantar este paro que ya estaba generando impactos serios en varios sectores de la economía. Había menos pasajeros en la terminal, los costos de carga aumentaron y el combustible comenzaba a escasear”, aseguró el dirigente.
No obstante, Valencia fue enfático en que los acuerdos logrados con el Ejecutivo son apenas paliativos y no abordan las causas estructurales de la problemática. En particular, criticó la fórmula de control de precios anunciada por el Ministerio de Agricultura, señalando que no resuelve el fondo del problema que enfrentan los arroceros.
El vocero gremial también recordó que no es la primera vez que el Gobierno se compromete con el sector. “En marzo ya se habían pactado compromisos que hasta hoy no se han cumplido. Esperamos que esta vez, con los gobernadores como garantes, sí se materialicen los acuerdos”, puntualizó.
Valencia hizo un llamado a las autoridades nacionales para diseñar una política de apoyo al campo que incluya soluciones sostenibles y acompañamiento técnico, con el fin de evitar futuras movilizaciones que podrían escalar si no se atiende la situación a tiempo.
A pesar del alivio inmediato que representa el fin del paro, persiste un clima de incertidumbre entre los productores, quienes esperan que las promesas del Gobierno no queden nuevamente en el papel. Los próximos meses serán decisivos para medir el compromiso del Estado con el sector agrícola.
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