El interventor Juan Carlos Salazar enfrenta nuevamente el escrutinio público debido a su participación en el proyecto de la Malla Vial de la carrera Quinta en Ibagué. A pesar de las críticas y la presión de concejales y veedores, Salazar defiende su trayectoria y la ejecución de la obra.
La figura de Juan Carlos Salazar, reconocido en Ibagué por su participación en múltiples proyectos de infraestructura, ha vuelto a ser tema de debate público tras su intervención en el proyecto de Mejoramiento y Rehabilitación de la Malla Vial de la carrera Quinta. Esta obra, que ha sido objeto de cuestionamientos por los retrasos y las críticas sobre el cumplimiento de plazos, pone nuevamente a Salazar en el ojo del huracán.
Salazar, apodado como el “zar de las interventorías” debido a su amplia trayectoria en proyectos de infraestructura, ha defendido su presencia en el proceso, asegurando que la percepción de su dominio sobre los proyectos es exagerada. En un intento por aclarar su situación, el interventor afirmó que su empresa ha logrado consolidarse en el mercado a lo largo de los años, destacando el esfuerzo que ha puesto en cada uno de sus proyectos. “Hemos luchado durante más de 17 años por ganar un espacio que hemos consolidado hoy”, expresó Salazar, quien se considera uno de los empresarios más importantes del Tolima en su campo.
Aunque el proyecto de la Malla Vial de la carrera Quinta ha sido uno de los más destacados en los últimos meses, las críticas no han cesado. Los concejales de Ibagué y varios veedores han cuestionado los tiempos de ejecución de la obra y el cumplimiento de los compromisos adquiridos, especialmente porque la entrega de la pavimentación está programada para el 20 de diciembre de este año. Estas críticas han generado una presión adicional sobre el proceso, al punto que Salazar se ha visto en la necesidad de salir a responder públicamente.
Salazar explicó que los retrasos en la obra no son producto de falencias técnicas, sino de las condiciones climáticas adversas que han afectado el desarrollo de los trabajos. Reconoció que las lluvias han limitado la capacidad de trabajo en algunos frentes, lo que ha provocado algunos contratiempos en los plazos establecidos. Sin embargo, el interventor aseguró que la interventoría ha mantenido un seguimiento constante y que están haciendo todo lo posible para cumplir con los plazos, utilizando jornadas extendidas de trabajo de 6 a 10 de la noche, además de los fines de semana.
En cuanto a la expectativa ciudadana, Salazar afirmó que la meta es llegar al 90% de avance para finales de año. Este esfuerzo por acelerar los tiempos responde a la necesidad de minimizar el impacto en los comerciantes y la movilidad de la ciudad, dos factores clave en la ejecución de la obra en pleno centro de Ibagué.
A pesar de los esfuerzos para cumplir con los plazos, la presión sigue siendo alta. Los ciudadanos de Ibagué esperan ver resultados concretos en los próximos días, mientras la obra continúa su curso. Las dudas sobre el cumplimiento de los plazos y el manejo de la obra por parte del interventor y su equipo siguen siendo un tema de conversación entre los sectores de control y la comunidad.
Por ahora, la ciudad está pendiente de si la obra podrá ajustarse a los plazos establecidos o si se presentarán más retrasos que afecten su entrega. La gestión de Salazar, aunque defendida por algunos, continúa siendo cuestionada por otros que piden más transparencia y resultados claros.
El debate sobre el desempeño de Salazar y su equipo, en el contexto de esta obra, sigue abierto, y será un tema clave en las próximas semanas a medida que se acerque la fecha de entrega.
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