Muy bien, comencemos diciendo que todo el que pretende predecir el futuro es un impostor. Porque el futuro es incertidumbre, no está escrito en ninguna parte, sin esa incertidumbre no hay libertad ni sentido de la acción humana. Si el futuro fuera totalmente predecible y cierto, el presente sería insoportable, tal cual lo dijo Michel Godet, el padre de la prospectiva moderna.
Y creo que viene muy en consonancia con lo que vivimos en el mundo actual y en nuestro país no es la excepción: la incertidumbre. Todas las acciones económicas, sociales y políticas se encuentran en ese filo de no saber con certeza qué vendrá con la “nueva normalidad”. Y los medios de comunicación no son la excepción.
Es precisamente ahí que entra la prospectiva como herramienta de planificación y anticipación, ya que el futuro no solo está marcado por el pasado si no por la idea que se tiene en el presente del futuro, como se dice entre prospectivistas.
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Lo que condiciona el presente es ante todo, la representación, es decir, la imagen que uno mismo se hace equivocada o acertadamente del futuro; es ahí que esa anticipación debe ser una necesaria reflexión – señala este campo de pensamiento-, sobre todo en dos factores esenciales: Primero, no perder de vista nunca lo acelerado que se producen los cambios en la tecnología, lo económico y lo social, es decir, en palabras de Gastón Berguer: “Cuanto más aprisa se va, más lejos deben iluminar los faros”. En segundo lugar, la inercia relacionada con las estructuras institucionales, sociales y con los comportamientos humanos.
Por tanto, frente a esta realidad de anticipar que ha llegado de forma obligatoria a los medios de comunicación y el periodismo y que aceleró la necesidad de abordar el reto de la continuidad del oficio y de las empresas periodísticas, es necesario cambiar la mentalidad de los periodistas y directivos de medios, así como algunos de los viejos paradigmas como que hay un muro de separación entre redacción y publicidad o mercadeo. Entre ellos ahora debe existir una colaboración permanente. Hoy el periodismo comunica, ya no solo informa.
Pensar hoy en los retos que obligan el financiamiento y cómo mantenerse vigentes, hacer uso permanente de las herramientas digitales, de la programación, el adaptarse con rapidez a nuevas realidades como el teletrabajo y menos a la escuela de la percepción, sensaciones, observación directa de los hechos; así como conocer y hacer más uso de la bigdata, el análisis fuentes documentales, archivística e historia es imperativo para periodistas y medios. Así como trabajar por tener miles de visitantes únicos (a puesta a la localidad), la especificidad de sus públicos y de contenidos. Se intensificará la segmentación de públicos o audiencias, por tanto deberán adquirir la obligación permanente de diferenciarse en el mercado. Entender que es la marca la que prevalece y no la plataforma.
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La empresas de medios deben volverse multifuncionales: trabajar impresos, junto a productos digitales, ofrecer alternativas de apoyo comunicacional a otras empresas y clientes, funcionar como incubadora de medios e ideas, de nuevos medios dentro del propio medio y por impulsar secciones que desdoblen a convertirse en otros portales de la misma marca; volver práctica común el hacer transición a múltiples plataformas presentes y futuras; aprender a “escuchar” las redes sociales gracias a la tecnología; por tanto, interesarse por lo que le interesa a la gente. Igualmente, realizar eventos, buscar patrocinios, apostar por la suscripción digital, por el pago por contenidos e incrementar canales de venta y de contacto. La publicidad sí o sí migrará a lo digital. (…Parte I)