El excongresista tolimense oficializó su salida del liberalismo tras décadas de militancia, denunciando la pérdida del carácter democrático del partido y el control ejercido por una élite parlamentaria desconectada de las regiones.
El reconocido dirigente político tolimense, Mauricio Jaramillo Martínez, presentó de manera oficial su renuncia irrevocable al Partido Liberal Colombiano, a través de una carta dirigida al director nacional de la colectividad, el expresidente César Gaviria Trujillo. Con esta decisión, se cierra un capítulo de varias décadas de militancia activa dentro del liberalismo, dejando una estela de cuestionamientos y reflexiones sobre el rumbo del partido.
En su carta, Jaramillo no solo anunció su retiro, sino que emitió fuertes críticas hacia la actual conducción del liberalismo, al que acusó de haberse alejado de sus raíces populares y democráticas. Señaló que las decisiones internas hoy están completamente “parlamentarizadas” y controladas por una élite que, según él, ignora las necesidades reales de las regiones y de la ciudadanía.
Uno de los señalamientos más directos fue contra Simón Gaviria, hijo del director nacional del partido, a quien responsabilizó de influir indebidamente en la toma de decisiones políticas. Para Jaramillo, esta situación representa una “negación del sentir popular” y evidencia una crisis de legitimidad interna. “En ausencia de ese principio fundamental, cualquier democracia resulta una farsa”, escribió.
El también excongresista evocó las ideas de Luis Carlos Galán, advirtiendo que el liberalismo ha sido secuestrado por sectores “reaccionarios” que temen a las reformas sociales profundas y que han convertido al otrora “Partido del pueblo” en una maquinaria electoral alejada de su esencia progresista y transformadora.
Además, criticó que la actual dirección no haya respaldado con contundencia las reformas estructurales que el país demanda, sumando su voz a la de otros sectores que han advertido el deterioro ideológico del Partido Liberal. “No es posible seguir militando en una colectividad que renuncia a representar a los más vulnerables”, expresó.
Jaramillo aseguró que su decisión la toma con “la tranquilidad del deber cumplido”, afirmando que dedicó su vida política al liberalismo desde la coherencia y la dignidad. Lamentó que su partido ya no lo represente, ni a él ni a miles de militantes que han sido marginados del debate interno por quienes hoy detentan el poder.
“Mis orígenes, mis convicciones y mi historia dentro del Partido no admiten el silencio ni la indiferencia frente a una dirección arbitraria, injusta y penosa”, subrayó el dirigente, dejando claro que su salida es un acto de integridad política.
La renuncia de Jaramillo marca un punto de quiebre en la política regional y nacional, y abre el interrogante sobre su futuro. Aunque no ha anunciado un nuevo rumbo partidista, su figura sigue teniendo peso en el Tolima, lo que podría derivar en nuevos movimientos o alianzas de cara al escenario electoral de 2026.
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