La Comisión Séptima del Senado hundió el proyecto con ocho votos a favor y seis en contra. El Gobierno anunció la expedición de decretos y una posible consulta popular para rescatar aspectos clave de la iniciativa.
En un giro esperado, la Comisión Séptima del Senado archivó la reforma laboral en su tercer debate, con ocho votos a favor del hundimiento y seis en contra. La propuesta, impulsada por el Gobierno, enfrentó fuertes cuestionamientos debido a su impacto en el sector empresarial, lo que llevó a su rechazo definitivo en esta instancia legislativa.
Uno de los principales puntos de controversia fue el incremento de costos para los empleadores, como el recargo del 100 % en días de descanso y la ampliación de la jornada nocturna desde las siete de la noche. Mientras los críticos argumentaron que esto afectaría la generación de empleo, los defensores insistieron en que la reforma buscaba garantizar derechos laborales y alinearse con estándares internacionales.
Desde el inicio del trámite legislativo, la iniciativa sufrió modificaciones significativas. En sus dos primeros debates, 30 artículos fueron eliminados, en su mayoría relacionados con el capítulo sindical. A pesar de los ajustes, la reforma no logró el respaldo suficiente para avanzar en el Congreso.
El ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, reaccionó al hundimiento asegurando que el Gobierno no abandonará su propósito de mejorar las condiciones laborales. Para ello, anunció la expedición de ocho decretos reglamentarios y la posibilidad de una consulta popular. Sin embargo, aún no se han definido las preguntas que se someterían a votación.
Por otro lado, algunos senadores que rechazaron la reforma indicaron que presentarán nuevas iniciativas para mejorar el mercado laboral. Destacaron la necesidad de construir un proyecto que equilibre la protección de los trabajadores con la sostenibilidad de las empresas, especialmente de las micro y pequeñas compañías, que representan el 95 % del tejido empresarial colombiano.
Durante el debate, senadores ajenos a la Comisión Séptima también intervinieron para exponer sus posturas. Entre los argumentos a favor de la reforma, se destacó la necesidad de garantizar un salario para los aprendices del SENA y de revisar el horario de la jornada nocturna en comparación con otros países de la gregión.
En contraste, los opositores insistieron en que la propuesta no tenía en cuenta la realidad de las pequeñas empresas y que podría incentivar la informalidad. También alertaron sobre la falta de un análisis financiero sólido que demostrara la viabilidad económica de las medidas propuestas.
A pesar del archivo, el debate sobre la reforma laboral seguirá vigente en el país. Con la posibilidad de una consulta popular en el horizonte y la presentación de nuevos proyectos en el Congreso, el tema seguirá siendo un eje central en la agenda política y económica de Colombia.