Tasajera es el epicentro de una terrible y fatal tragedia ocurrida en el país los últimos días, donde lastimosamente producto del volcamiento de un camión cisterna o carrotanque como coloquial mente se le conoce a estos vehículos y tras la explosión del mismo murieron calcinados al rededor de 20 personas calcinadas en esta lamentable tragedia.
Muchos de ellos presuntamente estarían infectados de COVID-19 o así lo develó las necropsias practicadas a varios de los occisos presentes en dicha tragedia, tragedia que no deja de doler a muchos de los Colombianos, que para algunos malintencionados hacen chistes y memes, pero que en el fondo da una sensación de impotencia por todo lo que representa el abandono del estado.
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Pero la tragedia no para allí, la explosión del camión cisterna solo es uno de los muchos problemas que afronta dicho corregimiento, de hecho la misma explosión dejo ver el abandono que afronta el corregimiento, la forma precaria que vive el mismo es realmente triste y deplorable.
La pobreza extrema, la precariedad de las personas que conviven allí, la falta de recursos naturales, el mircotráfico, hurto y delincuencia común hacen de Tasajera un paso obligado entre Pueblo Viejo y la Cienaga de Barranquilla un lugar que todos los conductores teman pasar por dicho lugar.
Pero más que eso Tasajera se vuelve una muestra más de la indiferencia estatal para sus pueblos, en donde los habitantes sobreviven de la poca pesca que pueden realizar entre las playas que rodean el corregimiento.
Aproximadamente unos 500 habitantes son los que sobreviven en el corregimiento, mujeres en embrazo, abuelos, niños y jóvenes se desplazan entre el abandono y las basuras de su corregimiento, y entre las aguas contaminadas que el hombre mismo ha destruido.
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Ver las calles de Tasajera causa tal depresión que solo en un lugar de extrema pobreza como Puerto Príncipe la capital de Haití podría compararse en nivel de pobreza hacia el estatus social mayoritario del País que sería un estrato social 1. Hoy Tasajera vive los momentos más difíciles de toda su existencia pues tener que resguardarse por la pandemia y las necesidades que afronta el corregimiento, el hambre la miseria y el abandono estatal forman un circulo casi que imposible de librar, y que para muchos de sus habitantes no se sabe cuando termine.
Muchas de las personas que se han sentado a juzgar sin ver el retrovisor completo de la tragedia dicen no justificar tal actuar de sus habitantes que de alguna forma buscaban tener algo de sustento cuando pinpineros buscaban saquear el camión cisterna lleno de gasolina, sin entender el por qué y el trasfondo del mismo o la necesidad que pasan sus habitantes.
Solo basta ver como sus habitantes a pesar del riesgo de contraer el Coronavirus sus habitantes buscan de manera desesperada poder subsistir en la pandemia vendiendo Gasolina pirata a los camiones transeúntes de la Troncal del Caribe, misma que une al Atlántico con Magdalena y que a su paso solo se muestra un pueblo con el suplicio y anonimato que muchos no conocíamos en el País y que a raíz de la tragedia el mismo país conoció.
La línea de pobreza extrema o línea de indigencia nacional del año 2018 fue de $117.605 pesos y la línea de pobreza monetaria nacional del mismo año fue de $257.433 pesos”, indicó el DANE. El porcentaje de personas pobres monetariamente en Colombia aumentó en 0,1%, al ubicarse en 26,9% en 2017.
Lo ocurrido en el corregimiento del Magdalena es no solo un llamado a los gobiernos locales y nacionales de turnos erradicar la pobreza extrema, si no también a que Colombianos mantengamos en propiedad lo que sucede con nuestros pueblos, es un llamado de advertencia al estado a estar más pendientes de su patrimonio más importante: Sus habitantes.