Un comunicado oficial del Hospital Federico Lleras Acosta expone la grave situación financiera de la institución, que solo recibió el 7% del giro directo esperado para abril. Aunque se reconoce el compromiso de más de 1.200 trabajadores, los empleados denuncian que laboran sin sueldo, con deudas acumuladas y bajo una creciente carga asistencial.
El Hospital Federico Lleras Acosta, principal centro asistencial del Tolima, atraviesa una profunda crisis financiera. Según un comunicado oficial fechado el 7 de abril de 2025, la institución solo recibió $937 millones de pesos del giro directo de la plataforma ADRES, una cifra que representa apenas el 7% de lo proyectado para el mes, debido a que EPS como Asmet Salud, Nueva EPS y Salud Total no postularon recursos para el hospital.
La situación ha generado preocupación no solo por la operatividad de los servicios médicos, sino por el bienestar de los más de 1.200 trabajadores que sostienen el funcionamiento del hospital. Aunque el documento destaca el compromiso del personal, empleados denuncian que llevan semanas sin recibir su salario y se ven obligados a endeudarse para poder asistir a sus turnos y sostener a sus familias.
- Puede leer: Hospital Federico Lleras activa plan de contingencia tras incumplimiento en suministro de alimentos
“Nos piden humanización con los pacientes, pero ¿dónde está la humanización con nosotros?”, expresa una trabajadora con varios años en la institución. La incertidumbre sobre el futuro financiero del hospital se suma a la presión emocional de tener que continuar con sus labores sin garantías económicas mínimas.
El comunicado también señala que las directivas han iniciado gestiones con autoridades departamentales y nacionales desde el pasado 4 de abril. Sin embargo, hasta el momento no se ha logrado garantizar el flujo adecuado de recursos. El documento alerta que esta situación pone en riesgo la operatividad del hospital, especialmente en medio de una alerta por fiebre amarilla que ha llevado a una ocupación superior al 100% en algunos servicios.
A pesar del panorama adverso, el hospital ha incrementado su carga asistencial al recibir también a usuarios de Sanidad Militar y de la Policía Nacional. Esta nueva demanda aumenta la presión sobre urgencias y hospitalización, sin que existan recursos adicionales para sostener el nivel de atención requerido.
“Estamos trabajando sin sueldo, prestando para pasajes, preguntándonos qué darles de comer a nuestros hijos”, expresó otra funcionaria en condición de anonimato. Muchos empleados arrastran obligaciones financieras como arriendos, créditos y pensiones, que hoy no pueden cumplir debido al retraso en sus pagos.
La frustración crece entre quienes llevan años trabajando en el hospital y sienten un fuerte sentido de pertenencia. “Siempre hemos dado lo mejor por esta institución, pero hoy sentimos que no se nos responde con lo mínimo: recibir nuestro salario a tiempo”, concluyó una fuente del personal administrativo.
Las directivas agradecieron en su comunicado la entrega de los colaboradores y reafirmaron su compromiso con la atención con calidad, humanización y oportunidad. No obstante, la contradicción entre las palabras y la realidad vivida por los trabajadores genera un clima de tensión interna que podría escalar si no se toman medidas urgentes.
Mientras el hospital sigue siendo el centro de referencia regional para enfermedades como la fiebre amarilla, las voces críticas insisten en que no puede mantenerse en pie sobre el sacrificio silencioso de su planta laboral. Sin garantías laborales, aseguran, no habrá sostenibilidad en la calidad del servicio.
La comunidad hospitalaria hace un llamado a la Nación, al Ministerio de Salud y a las EPS para que asuman su responsabilidad y garanticen la continuidad operativa del hospital. Sin recursos ni salarios dignos, el futuro del “hospital de todos” podría quedar seriamente comprometido.