Conductores de vehículos UAZ todoterreno desafían trochas y climas adversos para conectar las veredas con el casco urbano.
En el municipio de Ataco, Tolima, los llamados “trocheros” son el motor de la movilidad rural. A bordo de sus vehículos UAZ todoterreno, estos conductores atraviesan caminos difíciles y desafiantes para conectar a los campesinos con el casco urbano, asegurando el transporte de personas y productos agrícolas.
Para muchas comunidades rurales, estos vehículos no solo son un medio de transporte, sino una verdadera herramienta de supervivencia. Gracias a los trocheros, los habitantes de las veredas pueden acceder a mercados, centros de salud y otros servicios esenciales en el municipio, pese al mal estado de las vías.
Las trochas que recorren a diario están marcadas por el lodo, las lluvias y pendientes pronunciadas que desafían incluso a los más experimentados conductores. Sin embargo, con destreza y valentía, los trocheros siguen adelante, convirtiéndose en los héroes anónimos del campo tolimense.
“El camino es difícil, pero nuestra labor es fundamental para los campesinos. Si no fuéramos nosotros, muchos no podrían salir de sus veredas ni llevar sus productos a vender”, comenta un conductor que lleva más de una década recorriendo las vías de Ataco.
Pese a su importancia, los trocheros enfrentan múltiples dificultades, entre ellas el deterioro de las vías y la falta de apoyo gubernamental para su mantenimiento. Aun así, siguen prestando su servicio con esfuerzo y compromiso, manteniendo en pie la movilidad de la región.
Desde la emisora Exitosa 102.5 FM, se hizo un reconocimiento especial a estos conductores, destacando su ardua labor y el papel clave que desempeñan en la economía local. “Gracias a nuestros trocheros, la vida en las veredas sigue en movimiento. Son verdaderos héroes que desafían caminos imposibles para servir a su comunidad”, expresaron en un mensaje al aire.
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El llamado de la comunidad es claro: mejorar las condiciones de las vías para garantizar un transporte seguro y eficiente. Mientras tanto, los trocheros continúan su trabajo, demostrando que, con voluntad y determinación, ningún camino es imposible de transitar.
La labor de los trocheros de Ataco es un reflejo de la resistencia y el esfuerzo del campo colombiano, donde la conexión con la ciudad depende, muchas veces, de la valentía de quienes desafían las trochas todos los días.