El proyecto, que tiene un presupuesto de casi $7.862 millones, contempla la intervención del Parque Centenario y se divide en tres zonas: la parte baja, la zona deportiva y la Concha Acústica. Sin embargo, los miembros del colectivo “Cuidadores del Parque Centenario” han advertido que la Secretaría de Infraestructura Municipal no ha obtenido el visto bueno de la Secretaría de Cultura para llevar a cabo labores intrusivas en la Concha Acústica.
Dado que la Concha Acústica es considerada un bien patrimonial, se requiere la aprobación de la Secretaría de Cultura antes de que se puedan llevar a cabo contrataciones o trabajos de construcción. La ausencia de esta aprobación podría comprometer el valor patrimonial de la estructura.
Camila Reyes, miembro del colectivo, destacó que la licitación no cumple con los requisitos de la normativa emitida por el Gobierno Nacional en la ley de cultura, que exige procedimientos específicos para este tipo de intervenciones. A pesar de que la Secretaría de Infraestructura había tramitado la solicitud ante Cultura y se habían realizado reuniones de trabajo, al momento de abrir la licitación, la aprobación aún no estaba en lugar.
Como respuesta a estas preocupaciones, el colectivo ha solicitado la suspensión temporal del proceso de contratación mientras se abordan estas cuestiones. La secretaria de Infraestructura, Sharon Guzmán, anunció que han decidido no realizar una intervención intrusiva en la estructura de la Concha Acústica. En su lugar, las adecuaciones se centrarán en el mantenimiento de la estructura metálica existente, incluyendo la sustitución de las tejas y la mejora de otros elementos.
Guzmán afirmó que su Secretaría ha realizado todas las correcciones sugeridas por la Secretaría de Cultura y que no llevarán a cabo ninguna demolición ni construcción nueva, que había sido uno de los puntos de desacuerdo. Además, se comprometió a reunirse con los diversos colectivos ciudadanos en los próximos días para discutir los detalles del proyecto y disipar cualquier inquietud que pueda surgir.
Esta controversia resalta la importancia de un diálogo abierto entre las autoridades municipales y los ciudadanos para asegurar que los proyectos de desarrollo respeten tanto los aspectos culturales como los medioambientales de la ciudad.