La comunidad ganadera del municipio de Cajamarca vuelve a vivir momentos de angustia e incertidumbre tras el regreso de una banda de delincuentes dedicados al carneo. Cuatro semovientes fueron sacrificados en la finca Cruz Roja, propiedad de Reynaldo Barrera. Ganaderos exigen acciones urgentes de las autoridades.
La tranquilidad de los ganaderos de Cajamarca, especialmente en la zona de Anaime y el Alto de La Línea, se vio nuevamente vulnerada luego de que una banda dedicada al carneo reapareciera con un violento ataque en la finca Cruz Roja. En el hecho, cuatro reses fueron sacrificadas, generando pérdidas económicas significativas y temor entre los productores locales.
El predio, propiedad del señor Reynaldo Barrera, fue el escenario de este nuevo episodio delictivo. Según informaron los afectados, los responsables habrían actuado en horas de la noche, tal como lo hacían antes de ser capturados hace algunos meses por las autoridades. Los mismos sujetos que en su momento fueron enviados tras las rejas, estarían nuevamente en libertad y retomando sus actividades delictivas.
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“Esto nos llena de tristeza e incertidumbre. Pensamos que la pesadilla había terminado, pero ahora estamos igual o peor que antes. Cuatro animales menos representan un golpe duro para cualquier ganadero”, expresó uno de los vecinos de la zona, quien pidió reservas por temor a represalias.
El gremio ganadero de Cajamarca ha solicitado a la Policía Nacional, al Ejército y a la Alcaldía Municipal tomar medidas urgentes y efectivas para capturar nuevamente a estos delincuentes. “No podemos permitir que la impunidad y el abandono institucional sean la constante. La seguridad rural también importa”, declararon representantes del sector.
Los casos de carneo no solo representan pérdidas económicas directas, sino que también afectan la moral y la estabilidad de las familias campesinas que viven del trabajo ganadero. En zonas rurales como Anaime, donde la ganadería es una de las principales fuentes de sustento, estos delitos tienen un impacto devastador.
La comunidad exige patrullajes constantes, presencia permanente de las fuerzas de seguridad y acciones judiciales que garanticen que los capturados no regresen fácilmente a las calles. De igual forma, solicitan apoyo institucional para fortalecer la vigilancia en las fincas y el monitoreo de zonas vulnerables.
Mientras tanto, los ganaderos afectados hacen un llamado a la solidaridad entre vecinos y gremios del departamento del Tolima para enfrentar de manera articulada este flagelo. “No queremos justicia por mano propia, pero sí respuestas rápidas y concretas”, afirmaron.
El temor ha vuelto a instalarse en los potreros de Cajamarca, donde el trabajo diario de los campesinos lucha por sobrevivir frente a bandas organizadas que operan con violencia y reincidencia. La esperanza ahora está puesta en que las autoridades actúen antes de que el daño sea aún mayor.